Análisis

ramón gómez vivancos-garcía

Preludio del cuarto

La jornada 26, al comienzo del mes de febrero, marcó el camino. Se disputaba en el futuro Power Horse Stadium un encuentro frente al Ibiza con tintes dramáticos, no ya porque se decidiera algo definitivo, sino por la trayectoria descendente de un equipo que acababa de salir de una tremenda plaga de Covid, que recién había recuperado a algún lesionado y que sobre todo, no pudo contar con Sadiq, en condiciones óptimas, hasta ese mismo choque tras su partida a la Copa África (gracias Túnez, por permitir su vuelta con antelación).

De hecho, la presión se acentuaba porque en las dos jornadas anteriores la UDA cedió el liderato al Eibar en una y abandonó los puestos de ascenso directo en la siguiente, algo inimaginable mientras disfrutábamos de la pasada Navidad. Por lo tanto, en ese choque ante el Ibiza ya no se podía fallar más. Tras un comienzo dubitativo, la UDA doblegó a un rival envalentonado por esas fechas, iniciando una extensa ruta de 15 partidos que le ha llevado a reconquistar el liderato en solitario, logrando 33 de 45 puntos en juego, con 10 victorias, 3 empates y 2 derrotas. Guarismos mayestáticos que merecen un broche de oro en forma de nueva victoria y ascenso matemático frente al Alcorcón.

No tengo dudas, sin el aciago mes de enero provocado por las vicisitudes expuestas al comienzo de esta acta, se habría celebrado el ascenso con lluvia y frío, pero el conjunto de Rubi hizo el más difícil todavía, como fue empezar de cero y recuperar el primer puesto. Se sabía que Sadiq iba a ser de nuevo pieza clave y que Fernando también iba a responder, pero había que confirmar si el buen rendimiento de Babic se iba a mantener en el tiempo y en los instantes más peliagudos. Así fue, lo de Babic se confirmó en todos sus extremos, pero aún el destino tenía guardado un capítulo extra por si alguien se estaba aburriendo.

La plaga de lesiones en la zaga obligó a tener que buscar un par de centrales en un mercado cerrado; tarea complicada, pero finalmente resuelta con matrícula de honor, ya que la llegada de Rodrigo Ely ha terminado valiendo su peso en oro. El juego aéreo del central brasileño, así como su dilatada experiencia a la hora de ocupar racionalmente cada espacio de la línea defensiva, han suplido su limitación física. Con todos estos argumentos, ratificados una vez más ante la Real Sociedad B, al amparo de un esquema reconocible y una magnífica unión en el vestuario propiciada por Rubi, se ha llegado al partido soñado, el del ascenso en casa frente al colista de la categoría ya descendido.

No hay rival pequeño, pero es el guion más anhelado que nos tenía reservado lo mejor para el final tras todas las trampas que hubo que sortear por el camino. Eso sí, falta colocar la guinda al pastel, sin ella no hay dulce que se precie. Un servidor ya vivió in situ los tres ascensos del fútbol almeriense, el de la AD y los dos de la UDA, en los que en cada uno los rojiblancos lograron tres tantos. Ojalá que en este cuarto ascenso a Primera, el más valioso de todos por el supuesto potencial que se prevé de la mano de Turki, podamos vivir otro episodio para la historia, con no menos de tres tantos cosechados, como fija la tradición de ascensos rojiblancos a la máxima categoría. Qué larga se va a hacer la semana...

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