¿nervios? Nada de nada. Todo lo contrario. Ganas de que llegue el partido, o mejor dicho, la gente lo que quiere es que acabe ya el partido para disfrutar de la fiesta. ¿O me equivoco? Yo creo que estoy en lo cierto. Sólo hay que escuchar a la chavalería, a esos jóvenes, muchos de ellos que ni habían nacido cuando el ascenso del Almería de Unai Emery, o los que poco disfrutaron del ascenso de Javi Gracia, pero saben de oídas lo que pasó, y que ahora quieren experimentarlo en sus propias carnes. Sí, es cierto que antes hay que jugar un partido, ante un rival al que hay que respetar, pero yo, como muchos, soy de la opinión de que el equipo casi ascendió con el gol de Rodrigo Ely ante el Valladolid y que acabó de certificarlo ganando en Burgos acompañado de la victoria ante el Amorebieta. Hasta los jugadores lo celebraron en el campo, como casi lo van a celebrar el sábado, con vuelta de honor recibiendo el cariño y el reconocimiento de una afición que no quería moverse de sus asientos. ¿No era eso lo más parecido a una celebración? La gente, sobre todo la más menuda, ya tiene planificado el sábado. Primero acercarse con tiempo suficiente hasta el Estadio y luego luego la fiesta. Más de uno no le hubiera importado que tras el partido, ver pasearse al equipo en el bus descapotable, aunque fuera tarde, como cuando el ascenso con Emery viendo las calles abarrotadas de gente hasta bien entrada la madrugada, sin que nadie dijera absolutamente nada. Todo con orden, civismo y mucha mucha alegría. Ahora esa rúa se quiere dejar para el domingo. Habrá quien no pueda estar, sobre todo gente de la provincia que se desplaza hasta el Estadio para ver el partido, o compromisos de estas fechas. Pero que de nervios nada. Ya lo dijo Rubi, que si no se conseguía era sencillamente por deméritos del equipo, como ya ocurriera la temporada pasada, en la que el equipo fue un juguete roto en manos del Girona.

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