Fuertes turbulencias provocadas por la aparición en el Reino Unido de una nueva cepa del coronavirus y la agonía del Brexit retrasan la recuperación. Las bolsas han sufrido un lunes negro. No obstante, la luz sigue brillando al final del túnel. La salida de esta crisis será larga y dolorosa. Las medidas adoptadas en forma de ERTE, moratorias, financiación Covid, liquidez , bajos tipos de interés, han evitado una gran depresión y han calmado parcialmente el dolor. Estamos viviendo una realidad suspendida. El dolor de la destrucción de empleo y empresas alcanzará su punto álgido en los próximos trimestres. El pasado mes de octubre comentaba que los indicadores adelantados anunciaban una contracción económica en el cuarto trimestre. Esta semana el Banco de España lo ha confirmado. El primer semestre de 2021 será de transición. La segunda y la tercera ola serán menos virulentas, y también su impacto sobre la movilidad y la actividad económica. Las vacunaciones han comenzado, dando un vuelco a las expectativas de trabajadores, empresarios e inversores.

En el último mes las amenazas globales se han reducido: el fracaso electoral de Trump ha sido una buena noticia para el mundo y para la cooperación internacional, el multilateralismo y el comercio internacional. Los países emergentes vuelven a tener flujos de entrada de capitales. Europa ha dado un gran salto en cooperación y solidaridad, gracias al Fondo Europeo de Recuperación. Los bancos centrales garantizan la liquidez hasta que la recuperación económica esté asegurada. Las tensiones EEUU-China por el liderazgo geopolítico y tecnológico continuarán ,en un tono más dialogante. El Brexit sin acuerdo es la principal fuente de incertidumbre en Europa. Sorprende que habiendo acordado el tema central de las reglas de juego de una equilibrada competencia, sea la pesca la que está dificultando el acuerdo. Boris Johnson se enfrenta a la tormenta perfecta de un virus mutante, con las fronteras cerradas, desabastecimiento alimentario y el abismo de un Brexit sin acuerdo. Ante este caos habrá acuerdo de mínimos.

En España se han aprobado unos presupuestos irreales, pero necesarios para la gobernabilidad del país y la estabilidad del ejecutivo. En el consejo de ministros del martes se aprobó el decreto que establece el vehículo y los mecanismos de aprobación, seguimiento y control de los proyectos de inversión que absorberán la ayuda europea. Se crearán los Perte (proyectos estratégicos para la recuperación y transformación económica): sociedades mixtas, público-privadas, con mayoría pública. El objetivo es crear un canal paralelo dentro de la administración que posibilite un proceso de aprobación, adjudicación y seguimiento más ágil, evitando la rigidez y burocracia de la administración pública centralizada. El riesgo es que se obvien los controles necesarios, lo cual podría facilitar la asignación clientelar y la corrupción. Riesgo real dada la ausencia de un órgano de seguimiento y control independiente. Preocupa el optimismo del Gobierno sobre una ayuda que está condicionada al cumplimiento de las reformas pendientes. Los desembolsos estarán condicionados a que los proyectos de inversión cumplan con los objetivos de Bruselas, que demandará rigor, control y transparencia. Exigencias de difícil cumplimiento por un Gobierno en continua confrontación y disenso sobre los objetivos perseguidos y las políticas y medidas a adoptar.

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