Análisis

javier menezo

Recuperar la confianza

Durante 2020 cada día se gastó 1,5 millones en la protección por desempleo en Almería

Como es habitual cada segundo día hábil del mes, el 4 de marzo de 2020, se publicaron los datos de paro y afiliación de febrero. ¿Qué se destacó? Que estábamos ante la mayor creación de empleo en ese mes en mucho tiempo y que se había demostrado la nula influencia de la subida del salario mínimo en un posible aumento del paro.

Leí algún artículo de opinión, eso sí, que hablaba de la incertidumbre que, de cara al futuro del empleo suponía el coronavirus -todavía no se llamaba covid, que suena como más alegre, a mascota. Lo que, por cierto me inspiró para incluir esa reflexión en la columna semanal en este Diario de Almería.

Un mes después 25.500 almerienses estaban en un ERTE, 19.267 autónomos con el cese de actividad y el gasto en protección por desempleo que incluía la prestación covid llegó a 63,42 millones. Durante 2020, cada día se gastó 1,5 millones en protección por desempleo en Almería. Por otra parte, nuestra tasa de paro subió en 2020 un 2,6% y el desempleo que mide la EPA en 8.600 personas este último año. Si de las cifras se deduce un impacto sobre el empleo más atenuado que en la crisis de 2008, ¿Quiénes han sido los perjudicados? El impacto inicial de la pandemia golpeó especialmente en la economía sumergida. Los ingresos irregulares cesaron y no hubo prestación por perdida de estos trabajos, hubiera sido increíble.

Otros perjudicados, en un mercado laboral caracterizado por la temporalidad y la rotación, han sido quienes esperaban ser contratados para Semana Santa -de 2020- y retrasaron sus expectativas al verano y luego a la Navidad y luego otra vez a Semana Santa. Muchas de las personas que acceden a este tipo de contratos son jóvenes, cuya dificultad para incorporarse al mercado laboral aumenta. Pero veamos la parte positiva. La mayor parte del ajuste en la ocupación se ha producido a través de los ERTE. Con ellos no se rompe el vínculo del trabajador con el empresario, ni la baja en Seguridad Social, las reducciones en las cotizaciones permiten que el empresario no se plantee despedir y que el trabajador tenga ingresos -menos que trabajando- con la prestación que se creó para este caso. Los ERTES y las limitaciones a los concursos de acreedores se extienden hasta final de 2021. Como una tregua. Este año, pues, vamos a ser los esperando: esperando las vacunas, esperando la recuperación. Ambas cosas avanzarán a la vez, y cuanto más se tarde más personas saldrán del mercado. La espera no es, nunca, eterna.

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