El regreso a la relativa normalidad está cada vez más próximo. El retorno de algunas de nuestras rutinas, paralizadas hasta hace no mucho, ya está en marcha desde hace un par de semanas. Entre estas la vuelta del fútbol ya es una realidad en otro país como Alemania. Un fútbol germano que marcará el devenir del resto de grandes competiciones europeas. Eso sí, un fútbol con serios matices como la ausencia de público en sus butacas o la posibilidad de realizar hasta cinco sustituciones por partido. Unos pasos en el retorno a esa nueva normalidad que no van unidos al fin de la COVID-19, ese monstruo que nos acecha desde hace meses. La pandemia sigue ahí, conviviendo con nosotros.

Así, la palabra responsabilidad es uno de los términos más empleados en las fechas más recientes. Es evidente la necesidad de ser precavidos para no vivir un retroceso que agrave aún más las consecuencias que el coronavirus está causando en la sociedad. Pero en una sociedad en la que te dan la mano y coges el brazo era de esperar que algunos se saltasen las normas a su antojo. Así, hemos comprobado cómo la gente se lanzaba a la calle como si no hubiera un mañana nada más mover la primera ficha en la desescalada. Una falta de prudencia que también ha sacudido hace escasos días al mundo del balompié con cuatro futbolistas del Sevilla como protagonistas. Cuatro jugadores de la máxima categoría celebrando una reunión de 12 personas, dos más de lo permitido entonces. Como si el reglamento no fuese con ellos. Una falta de responsabilidad, más teniendo en cuenta que en la actualidad los deportistas profesionales son referentes para los más jóvenes. Un factor que a algunos de ellos parece olvidársele. El regreso de la Liga está en juego, la responsabilidad es una de las claves.

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