Me sorprende escuchar a algunos jugadores del Almería, como Chumi o Centelles, hablar de "revancha" cuando se les pregunta acerca del partido que tienen que disputar en Montilivi ante el Girona. ¿Revancha? ¿Revancha de qué? Y más ellos, que pertenecían a la plantilla de la temporada pasada y a buen seguro no se les ha olvidado los dos partidos que disputó el equipo en ese play-off de ascenso - semifinal- frente al Girona, donde en más de 180 minutos no consiguieron hacer ni un solo tanto, por no hablar de las escasas ocasiones de gol que tuvieron en una eliminatoria en la que al Girona de Francisco le bastaron 12 minutos para dejarla sentenciada. ¿Acaso se les ha olvidado ya a esos jugadores aunque solo han pasado tres meses? Lo que sí hicieron fue el ridículo. El equipo de Rubi ni estuvo a la altura que exige un partido de play-off ni compitió como se merece una semifinal de ascenso a Primera. Al equipo se le fue la fuerza esa semana por la boca, porque en el campo no se le vio nada de nada y no fue rival para un Girona que logró apearles de la final. De ahí que no entienda muy bien lo de "revancha" cuando el Girona se impuso con claridad y facilidad a un Almería que, como se suele decir en estos casos, ni compareció para disputar esa semifinal. ¿Por qué no le pusieron los jugadores en el campo lo que hay que ponerle para afrontar con garantías una eliminatoria de ascenso? De eso no han hablado nada, solo de "revancha", cuando en Liga, en el Mediterráneo y ante ocho jugadores, no fueron capaces tampoco de ganarles. Es cierto, y todo hay que decirlo, que en el de vuelta se ganó en Montilivi. Pues eso es lo que tienen que hacer. Ganar en Gerona y olvidarse de revanchas e historias. El ridículo sí que lo hizo el equipo de Rubi y fue una gran decepción para una afición que, precisamente con la llegada de Rubi, mantenía viva la esperanza del ascenso. Chumi y Centelles, al igual que otros que repiten este curso, lo saben.

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