Análisis

Pablo Martínez -Salanova Peralta

Rezar

Sergio Ramos se ha entrevistado a sí mismo y lo ha publicado en sus redes

Este año se cumplen veinte desde que entrara en la facultad. Se dice pronto, porque recuerdo aquel primer día como si fuera ayer. Nunca he sido un gran defensor de la carrera de periodismo por cómo está enfocada. Evidentemente abogo por una profesión profesionalizada, valga la redundancia. Pero es que los jóvenes licenciados salimos de allí más verdes que una lechuga, sin que la gran mayoría de lo aprendido sea realmente aplicable en la realidad de una redacción.

Todos recordamos con cariño el tipómetro, aquella especie de regla que ya por aquel entonces no servía para nada, puesto que maquetar un periódico era cosa de ordenadores desde hacía años. Tímidamente también nos instruyeron en unos primigenios blogs, intuyendo ya el futuro digital. Imagino (espero) que hoy en día habrá asignaturas de periodismo digital, posicionamiento SEO y demás vainas que hoy nos traen de cabeza para que Google nos tenga en sus oraciones y poder arañar unos cuantos clics en la edición digital. El caso es que luego llega Sergio Ramos, escribe un par de tuits y te deja a la altura del betún. Porque el de Camas tiene unos 15 millones de seguidores en Twitter, que ya los quisiera para sí el Marca.

El defensa del Madrid ha seguido la estela periodística de grandes de España como Pedro Ruiz, Encarna Sánchez o Ángel Garó y se ha entrevistado a sí mismo. Y hay que reconocer que no lo ha hecho nada mal. Porque Ramos se ha hecho las preguntas que bien le podría haber hecho un periodista titulado. Y las ha contestado admitiendo errores, culpas y peleas, con los mismos balones fuera que habría echado ante el micrófono del reportero más dicharachero.

Las redes sociales es lo que tienen, que los aficionados, los lectores, pueden acudir directamente a la fuente. ¿Y qué puede hacer la prensa ante tal tragedia? Pues esforzarse lo máximo posible, hacer valer la profesionalidad de un oficio que sigue siendo necesario y rezar, claro. Sobre todo rezar.

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