Con Manu Morlanes con dirección a la Ciudad Condal, a todos nos generaba una enorme inseguridad el futuro del centro del campo del Almería. Había saltado la alarma de emergencias en la sala de máquinas y solo Rubi podría ser el encargado de resolver tal embrollo, principalmente para encontrar un acompañante para Samú Costa. Con el portugués en el pivote, el juego fluía hasta que llegaban las desconexiones del equipo. Sin contar lo que perdían los indálicos sin un jugador como el mediocentro ganando altura. Todo se reajustó en Alcorcón encajando las piezas necesarias con la presencia de un jugador secundario, de los que no se visten el traje de héroe. El crecimiento de César de la Hoz con Rubi a los mandos, que evitó su salida este verano, se ha convertido en uno de los grandes aciertos del técnico barcelonés. Después de la titularidad en Santo Domingo, es indiscutible como motor y termómetro de los rojiblancos. El carácter más posicional de DLH, encargado de un trabajo más oscuro, pone el foco en un jugador como Samú, un perfil incontrolable, dinámico, imprevisible. El luso tiene la capacidad de elaborar en el medio junto al cántabro y soltarse para dinamizar cerca del área rival. Además, ha cuajado los dos mejores partidos de la temporada ante el Sanse y Mirandés. Rubi ha dado con la tecla con este centro del campo, dándole más libertad al de Aveiro. Aunque ya existe un resquemor por la falta de un sustituto para DLH en el pivote y prácticamente un perfil como el de Samú Costa en el interior con ese ida y vuelta (con la incógnita de volver a retrasar a Lucas Robertone). El último acompañante en la medular sería el propio argentino, que todavía es baja por su lesión muscular. Arnau Puigmal o Curro Sánchez pueden ser las dos opciones para cerrar ese tridente sumando más colmillo en metros finales. Lo que parece incontestable es que Rubi tiene un plan. Y será con De la Hoz y Samú Costa en el campo.