Pese al agrio talante del seleccionador y a algunas de sus cuestionadas decisiones y desplantes, habrá que desear que el combinado de España para la Eurocopa consiga entusiasmar y acercarse a los logros de los mejores años. Aunque tengamos que aguantar la mala cara de Luis Enrique, ojalá sus jóvenes vacunados estén a la altura de los optimistas. Si creíamos que con lo de Lopetegui y el Mundial de Rusia no se podía empezar peor un torneo, con lo del coronavirus, la cuarentena, los convocados en B y el vacunómetro estamos cerca de aquel desatino que llevó a Hierro a un banquillo que no debió ocupar. Lo de encargar a la selección sub 21 el trámite amistoso a la endeble Lituania parece una astracanada más de una mala racha que confiemos en que no desangre más la ilusión.

RTVE tuvo realmente un movimiento descortés con la selección relegando ese partido previsto por La 1 al casi invisible Teledeporte. No era un buen trato hacia los jugadores ni a un contenido que era el más costoso, de largo, de toda aquella jornada. Se optó por llevar el duelo en Leganés al canal deportivo minoritario para ubicar así a MasterChef en su horario habitual y que la gala no concluyera a las dos de la madrugada. El tacticismo ramplón por la audiencia sigue siendo marchamo de la programación de La 1.

Era triste que por el rango de los jugadores se enviara el encuentro a Teledeporte, pero peor aún fue el desanimado tratamiento del encuentro en esa cadena. Durante el intermedio no estaba previsto siquiera un coloquio de comentaristas y mejores jugadas y se optó por atletismo en diferido sin informar nada de que estábamos en un intermedio. La cadena pública sin esfuerzo a veces se desacredita ella misma como nadie.

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