La frase "equipo familiar" se ha convertido en el denominador común de los nuevos jugadores que esta semana ha ido presentando el Almería, nuevos en el vestuario. Jugadores a los que seguro ya le habrán dicho lo bien que se vive en Almería, lo buena que es su gente y lo estupenda que es su afición. "Equipo familiar". Sí, familiar pero a buen seguro que Alfonso no ha dado el visto bueno a su incorporación para que den su impresión del excelente ambiente que se han encontrado. Alfonso García los ha traído para tratar de hacer mejor al equipo de lo que lo fue la temporada pasada, donde alcanzó los 60 puntos, que se dice pronto. Ese es, como mínimo, el objetivo que se tienen que marcar estos nuevos jugadores. Que se dejen del buen rollo que hay en la caseta y que piensen que no han venido a pasar el año ni a disfrutar de nuestro clima ni de nuestra gastronomía. Han venido para competir, para sumar más puntos, por lo que el equipo tiene descaradamente que pelear por meterse en la pelea del play-off. Todo lo demás es hablar por hablar. Entendemos que lo que Alfonso ha ido trayendo es para mejorar lo que ya había y esa es la idea con la que estos jugadores tienen que convivir. La afición va a ser exigente y no se va a conformar con el manido discurso de la permanencia, que hasta la saciedad se repitió la temporada pasada, incluso cuando le sacaban en la segunda vuelta veinte puntos a la zona de descenso, pero esa fue la filosofía que aplicó Fran Fernández y cumplió con creces. Esta temporada, cuando se le pregunte a los que sigan y a los que han llegado nuevos, hay que exigirle mucho más, y eso es superar los 60 puntos. Ambiente familiar y todo eso, pero amigos, eso no da puntos. El ambiente familiar no suma, lo único que lo hace es ganar partidos, que es para lo que Alfonso los tiene en nómina, para hacer todo lo posible por ganar partidos y cuantos más, mucho mejor.

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