Aveces no nos damos cuenta de lo que tenemos… Hasta que lo perdemos. Sea salud, dinero o bienestar en general. Y en ese estado está la UDA: saneado gracias en gran parte a Turki y en condiciones de seguir luchando por un nuevo ascenso. Pedir más sería ganar todos los partidos 0-4, sin sufrir. ¿A quién no le gustaría, qué demonios? Pero la realidad es otra. Al Málaga se le ganó bien, fue un 3-1 justo. También la Copa en Hospitalet, que por supuesto no lo puso fácil, faltaría más.

Se nos olvida a veces que este deporte mide en este caso a hombres, no a máquinas perfectas que puedan cumplir ciencias exactas. Qué aburrido sería. Ni el propio líder Mallorca, que con todo merecimiento derrotó a los rojiblancos y está haciendo un roto en casi todos los rivales, está ganando sobrado muchos partidos. Ni siquiera los que acaban con resultados holgados, bastantes veces engañosos para bien o mal. Como tampoco ruedan sin cadena los del Espanyol, justo el próximo rival de la UDA y que le antecede en esa segunda posición que quiere conquistar el cuadro almeriense.

Es uno de los partidos más atractivos a priori que podemos tener esta temporada. Quién sabe si decisivo, cuando aún no se ha llegado al ecuador de la competición. Pero es que, con la igualdad existente y tal cómo se está definiendo la clasificación en esos tres primeros puestos, los enfrentamientos directos entre ese tridente pueden deparar datos casi definitivos. Sólo el hecho de competir con todas las de la ley contra dos clubs como Mallorca y Espanyol, con plantillas aún casi más de Primera que de Segunda, tiene un mérito y genera un orgullo enorme. En partidos como esos sería raro no sufrir. Por supuesto que el corazón de muchos agradecería algo más de tranquilidad. Pero a mí deme resultados y siga haciéndome sufrir así. Sin problema, Pepe.

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