La UD Almería lleva camino de asemejarse a una Torre de Babel, poliédrica, étnica e intercultural. El proyecto bíblico, así, continúa de forma inexorable. Con 24 jugadores en nómina, los futbolistas nacionales y extranjeros, comunitarios y extracomunitarios, se reparten a parten iguales. El equilibrio actual amenaza con romperse si se consuman dos o tres operaciones con varios jugadores sudamericanos.

El portugués Pedro Emanuel tiene bajo su mando a una docena de jugadores no nacionales de hasta ocho nacionalidad diferentes entre Serbia (3), Uruguay (2) y Francia, República Dominicana, Albania, República del Congo, Argelia, y Senegal, algunos con doble nacionalidad. La situación no es nueva.

En la temporada 2010-11, los unionistas llegaron a contar con 14 foráneos entre 11 comunitarios y 3 no comunitarios. Y el 5 de febrero de 2011, José Luis Oltra los alineó a todos a lo largo del triunfo de la UDA 3-2 sobre el Espanyol, en el Estadio Mediterráneo.

El valenciano retiró al extremo Albert Crusat, único jugador nacional que saltó en el once inicial, y dio entrada al franco-argelino Sofiane Feghouli, cedido por el Valencia, y el cuadro indálico disputó los últimos ocho minutos con dos brasileños, dos argentinos y un danés, peruano, uruguayo, colombiano, camerunés, sueco-eritreo y un franco- argelino.

La UDA se convirtió en el equipo más internacional y menos nacional de esa jornada, la vigésimo segunda de aquel curso, y el vivo ejemplo de la antítesis del Athletic, único equipo de la Liga sin extranjeros.

En esta como en otras situaciones, este periodista se acoge al modelo británico, que para algo inventaron este deporte, y piensa como hacen los ingleses que "los jugadores que defienden nuestra camiseta, son de los nuestros". Las valoraciones llegarán después.

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