No voy a defender a Koeman porque no le hace falta, no me conoce y porque la lógica del fútbol es tan aplastante como sencilla. Si tu equipo no gana, tú te vas (aunque un finiquito de 12 millones te ayude a contener las emociones). Son las reglas no escritas del fútbol profesional y del otro. Si eres portero y tu arco es un colador, te quitan, si eres delantero y no haces goles, te reemplazan. Tal vez la vida misma en todas sus vertientes, debiera ser así de lógica. Si usted tiene responsabilidades públicas y no cumple, a la casa inmediatamente. Si le falla a su pareja y le pillan en un desliz, que sea roja directa y a llorar a la piecita. La vida vista desde ahí, sería mucho más práctica y nos sobrarían psicólogos, advenedizos convertidos en coach o chamanes modernos y aumentaríamos las motivaciones. Si su oficio es vender lo que sea y no le vende nada a nadie en una sociedad de consumo, ya sabe cuál es el camino. Punto pelota. Fin de la historia. Volviendo a Ronald Koeman, por alguna extraña razón, el holandés renunció a la selección de Países Bajos, a un proyecto, un equipo y una Eurocopa, por venirse a comer el marrón que significaba un Barcelona en caída libre. Hay gente a la que le pone que le peguen. A Koeman le va el rollito. Laporta y compañía nunca le han querido y se lo han dicho en la cara, en los periódicos, radios y televisiones.

El héroe de Wembley, continuó inmutable tratando de reconstruir sobre las ruinas de un club devastado. Tuvo que poner la cara que otros no quisieron, y cargarse a jugadores como Suárez, Arturo Vidal o Pjanic. Luego se irían Messi y Griezmann. A cambio de todo ese talento, el rubio nº4 buscó en la cantera y en la chavalería que andaba dando vueltas para armar un equipo más o menos decente con Gavi, Nico, Balde, Pedri, Ansu Fati, Demir, y otro puñado de muchachos que todavía no tienen ni edad para conducir. Y ese es el mérito del holandés, poner en valor a los jugadores de la casa. Todos ellos (Illaix incluido) bien valen un finiquito. Hay gente que a veces tiene que hacer el trabajo sucio y Koeman, por el Barça, estuvo dispuesto a ello.

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