El Real Madrid volvió a ganar y poco a poco se va poniendo el traje de campeón. Una vez más, su víctima preferida, el Atlético de Madrid, caía por un gol en el gran derby de la capital del Reino. Al equipo de Simeone siempre le faltan céntimos para el euro. Si no es Valverde, son los palos, Morata o el árbitro que pudo ver penalti en una jugada de empujón de Casemiro sobre el 9 colchonero; pero el resultado vuelve a ser el mismo. Los blancos le tienen tomada la medida a sus vecinos y ya sea en Arabia o en Chamartín, la victoria suele caer del mismo lado. Después de un comienzo de temporada irregular, rumores de cambios en el banquillo y algunas lesiones, el equipo de Zidane encontró otro fútbol, velocidad y más acierto, en parte con la irrupción de Federico Valverde quien a diferencia de otros, ha sabido aprovechar su oportunidad. Es una de las explicaciones de este Madrid que ha superado varios exámenes. Empate en el Camp Nou donde mereció algo más, igualada heroica sobre la hora en Mestalla, triunfo ante el Sevilla y este sábado ante el Atlético de Madrid. Con los números arriba de la mesa y el Barcelona envuelto en dudas, el conjunto dirigido por Zizou comienza a probarse el traje de campeón. La seguridad de Courtouis ha hecho olvidar a Keilor Navas, de quien ya nadie habla. Mendy ha dejado en evidencia a Marcelo y le arrebató el puesto, dándole solidez defensiva al equipo y siendo decisivo en ataque, como en el centro en el que habilitó a Benzema para conseguir el triunfo frente a los de Simeone. Carbajal suple con ganas sus carencias futbolísticas y eso le imprime carácter al once merengue. Casemiro hace lo que sabe, siempre expuesto y al borde del reglamento, mientras Valverde hace de Modric y Kroos a la vez. Arriba Karim se las arregla para que el balón acabe dentro de la portería. Todos estos son buenos argumentos para creer y pensar en ganar la liga, aunque esto es fútbol y todo puede suceder.