El próximo martes arrancará una nueva edición de la Copa del Rey, el torneo de las sorpresas. Restan pocos días para que la competición del K.O eche a andar una temporada más. Eso sí, sin conocer todavía el campeón de la pasada edición. Una edición en la que solo falta por disputarse la final pospuesta a causa de la pandemia. Lo que sí es seguro que el trofeo viajará hasta tierras vascas. Entre Athletic y Real Sociedad saldrá el agraciado. Será la segunda vez que se dispute con el actual formato. Un torneo que se ha convertido en una magnífica oportunidad para los equipos más modestos. Con eliminatorias a partido único estos tienen más posibilidades de dar la campanada e ir superando rondas. Pierden estos la ocasión de pisar los principales estadios de este deporte en nuestro país.

¿A quién no le gustaría visitar los más majestuosos templos de este deporte? Pero nada es perfecto. Todo es mejorable. Cuesta entender que las semifinales a diferencia del resto de rondas sean a ida y vuelva. ¿Acaso el ente federativo teme una final sin la presencia de un Primera? También habría que estudiar si es justo que los participantes de la Supercopa entren en acción en fechas posteriores al resto.

Tampoco es entendible que no todas las eliminatorias cuenten con retransmisión televisiva. En pleno auge de la red y con las dificultades para acudir a los estadios en plena pandemia por las restricciones de movilidad habrá partidos que no gocen de imágenes. Ver para creer. También cabría hablar del propio sorteo que empareja a los equipos de superior categoría con los de inferior. Para cualquier amateur es una inmensa alegría medirse a los más grandes, aunque les dificulte llegar a lejanas rondas. Todo sería estudiarlo. Abran paso a la Copa, se busca campeón.

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