Análisis

txabi ferrero

UDA: unión y deportiva, sin almerienses

La Unión Deportiva Almería es un caso atípico. El presente del club está mediatizado por un pasado cargado de sobresaltos. Cuatro refundaciones han alimentado el desapego y un pesimismo generalizados, aún en vigor. La cantera ha sido la gran damnificada por tanta zozobra. El fútbol base no ha sido la base de su modelo de gestión. El primer equipo y sus categorías inferiores, germen de futuro, han caminado con velocidades diferentes y el intento por sacudirse de tanto olvido, siempre lento y pesado, constituye todo un ejercicio de paciencia e inversión económica. El trabajo de formación se ha visto relanzado con la llegada de Alfonso García Gabarrón a la presidencia en mayo de 2003. La entidad, antes desfasada, ha dado todo un salto cualitativo y cuantitativo y se ha puesto al día en esta materia. Ha sembrado de forma conveniente y ha comenzado a recoger sus primeros frutos. Negar esta evidencia es toda una necedad y no seré yo quien ponga en duda este esfuerzo, siempre loable y bien encaminado. Con una gran mayoría de clubes entrampados hasta las cejas y acorralados por Hacienda, el fútbol ha vuelto la mirada a sus orígenes y la cantera ha recobrado su protagonismo original. El Almería ha aplicado a su ejemplo una fórmula mixta, cartera y cantera. El campeonato ha alcanzado su ecuador liguero y lo ha hecho con la en la plantilla de la UDA sin almerienses tras la salida de Joaquín al Valladolid. La entidad logró su segundo ascenso a Primera y defendió la plaza sin almerienses en su plantel. Antes, Francisco, como en el curso presente, FF, el entrenador es el único representante de la tierra. El zapillero del Huesca fue el primero en dirigir a la UDA en Primera. El otro zapillero trata de cambiar la histeria pasada en la historia presente como el único ejemplo local.

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