Si José María quiere ver cumplidos sus deseos, no le queda otra que ganar en el Ramón de Carranza, ya que una derrota alejaría casi definitivamente al equipo rojiblanco de la pelea por el título de Campeón de Liga, algo con lo que sueña el entrenador madrileño y que desea el propietario del Almería, ya que de ser así, la distancia, aun faltando unas cuantas jornadas, podría ser casi inalcanzable. Todo lo contrario si se gana. Si el Almería es capaz de traerse los tres puntos del Carranza, no solo alertaría a sus rivales, si no que mantendría esa bonita pelea por la primera posición en la clasificación. El equipo está obligado a sacar orgullo y amor propio este sábado en Cádiz, no solo por lo que se está jugando, que no es poco, si no por muchos motivos, no solo deportivos - vendría a poner punto y final a una racha más que preocupante y que dejó muy en tela de juicio el trabajo de José María, sino que también por esa gente, esa afición que sigue confiando en el equipo, a pesar de los disgustos del último mes, de esa gente, como los valientes que a pesar del revés que supuso el empate frente al Fuenlabrada, se levantaron a las dos de la mañana para comprar su entrada y estar con su equipo en Cádiz - eso sí que es sacrificio y amor a unos colores y, sobretodo, sentimiento.- Por ellos, y por toda esa gente que sufre y mucho -más de lo que los jugadores pueden imaginar- cuando los suyos no ganan. El equipo necesita ya hacerle un guiño a su afición y qué mejor escenario que en Cádiz, donde sus fieles seguidores, los rojiblancos, están muy esperanzados en que el equipo lo puede conseguir. Si el "equipo", porque sin este, será muy difícil, como difícil es pretender ganar partidos sin chutar a puerta. Si tan importante es tratar de mantener la portería a cero, también lo es el ser capaces de chutar sobre la portería contraria y buscar el gol, porque en este deporte, lo que premia es precisamente el gol.

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