Análisis

Dr. bartolomé beltrán

Ultrasonidos para el párkinson

El proceso es simple, pero la tecnología necesaria es altamente compleja

La prevalencia y la incidencia del Parkinson se ha incrementado en las últimas décadas en nuestro país. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), las razones principales son; el aumento de la esperanza de vida, los avances diagnósticos y terapéuticos y una mayor sensibilización respecto a esta patología.

Para saber más sobre esta enfermedad, acude a ¿Qué me pasa doctor? la doctora Mª Cruz Rodríguez Oroz, directora del departamento de Neurología de la Clínica Universidad de Navarra que ejerce en los centros tanto de Pamplona como de Madrid.

Tal y como señala la especialista el Parkinson tiene que cumplir unos criterios: tener una torpeza, en la que se produce un agotamiento progresivo a la hora de realizar movimientos y una lentitud, rigidez y temblor. "Pero con tener torpeza y temblor o torpeza y rigidez ya existe el diagnóstico de enfermedad de Parkinson cuando se debe a una degeneración dopaminergica en la sustancia negra", afirma la experta.

El tratamiento fundamental es farmacológico e individualizado para cada paciente. No obstante, si el tratamiento con fármacos no logra controlar los síntomas, existe la alternativa quirúrgica. Recientemente la Clínica Universidad de Navarra ha incorporado el modelo más avanzado de equipamiento de ultrasonidos de alta intensidad (HIFU) para tratar a pacientes con temblor (párkinson o temblor esencial) sin necesidad de cirugía craneal. Se trata de una técnica no invasiva, que ofrece un resultado inmediato y una administración que puede realizarse de forma ambulatoria, focalizando los ultrasonidos en un punto. Le pregunto a la doctora Rodríguez Oroz lo que ha supuesto para los profesionales el HIFU. "Es una técnica que para los neurólogos y los neurocirujanos es un sueño. Es poder actuar dentro del cerebro sin abrir el cráneo", afirma la experta. Asimismo, me indica que básicamente esto se consigue a través de ultrasonidos, se incrementa en un punto la temperatura de tal manera que se va a provocar una desnaturalización de las proteínas de ese punto y una lesión permanente. Se trata, en fin, de destruir las neuronas que se "entrometen" en el circuito motor con calor para que dejen de hacerlo y permitan la realización de un movimiento voluntario de verdad, sin un elemento exógeno que lo perturbe. "Es muy simple, al mismo tiempo que la tecnología es altamente compleja", concluye.

De manera pionera, los expertos combinan los ultrasonidos con la resonancia magnética (RM) de 3 Teslas. Esto permite la monitorización del tratamiento, incluido el seguimiento térmico. Como asegura el Dr. Jorge Guridi, director del Departamento de Neurocirugía de la Clínica, esto permite "visualizar el efecto del HIFU en la diana y realizar una evaluación neurológica del paciente durante la aplicación del tratamiento, observando la mejoría del temblor".

El HIFU abre una alternativa a los tratamientos convencionales, pero siempre debe ser examinado en cada caso por un neurólogo experto en trastornos del movimiento y un neurocirujano que evaluarán la aplicación de este procedimiento. Es lo que hay. Seguro.

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