Análisis

javier montoya

Veteranos

Si tienes 39 castañas y te gusta el fútbol o el ciclismo ya te quedan pocos referentes

Si naciste en los 80, superas la treintena. Si tu año de nacimiento es justo 1980 estás rozando los 40 y eres todo un veterano. Da igual si hablamos de fútbol, de ciclismo o de cualquier otro deporte. O de la vida: estás, en el mejor de los casos, en mitad del camino. Te sentirás mayor para algunas cosas pero quizá aún joven para otras: te dan ardores a poco que te castigas pero aún no estás para madrugar e irte a ver obras. Si tienes 39 castañas y te gusta el fútbol o el ciclismo ya te van quedando pocos referentes de tu quinta. Vas buscando porteros por aquello de que suelen alargar más su retirada al vivir menos de su físico. Te da una punzada al pensar en Casillas: ¿quién queda sano entonces? Ah, sí, Buffon... Piensas en ciclistas y lo tienes más claro, por cercanía y vitola de actual campeón mundial: el caso de Valverde merecería capítulo aparte. Divagando sobre todo ello llega uno a los aledaños del estadio para renovar su abono. Sale del coche, enfila el camino a la sede y va topándose con caras conocidas que indican que se acaba de producir la rueda de presentación de alguno de los jóvenes jugadores que se incorporan a la UDA. Cada vez más joven el chaval de turno y más viejo uno. Pero tampoco se siente el más veterano ni mucho menos por edad y tampoco por antigüedad como abonado. Enfilando la sede, atisbo a Corona charlando con Manolo García: tengo edad de exfutbolista o director deportivo. Pero menos pelo. Ya entre caras de trabajadores más o menos veteranos, una voz veterana pregunta si voy a renovar y dice que firme no sé qué de protección de datos. Pienso en las batallas que habrá vivido. Y tantos otros que llevan 40 años abonados al fútbol almeriense, toda una vida. O dos, si eres millenial. Saliendo con mi abono nuevo, me cruzo con otro veterano compañero de fondo y acto seguido con Manolo, al que no pierdo la ocasión de saludar entre risas y comentarios del tipo "a sufrir otro año". La costumbre. Veteranos como él, sea ahí o en la barra del Nevada, es un placer ver y cruzar unas palabras. Con Manolo García cobra todo el sentido el manido "me alegra verte".

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