El Almería se ha convertido en el equipo simpático de este comienzo. Muy pocos esperaban está resolución de juego y puntos, y es que a nivel nacional ya se empieza a hablar de forma común del conjunto de Fran Fernández y sus virtudes futbolísticas. De ser un equipo apático e incluso triste por momentos, donde el único halo de luz era Pozo, los rojiblancos se han convertido en la cara alegre de la Segunda. Estamos ante una evolución en el juego almeriense, ya que si en las primera jornadas Fran Fernández optaba más por los contraataques y la velocidad de Luis Rioja o Corpas, ahora aunque de una forma en ocasiones atropellada por la falta de calidad y lucidez en el centro del campo, la intención es llevar el peso del partido a través de la posesión de balón. Algo que en el partido de hoy va a ser una quimera. Y es que si hay un equipo con la clara necesidad de tener el balón para producir jugadas de ataque ese es el conjunto entrenado por el ruso Iriondo. Hace tan solo dos temporadas practicaba este estilo de juego en los campos de la siempre competitiva tercera división madrileña. Si ya en el cuarto escalafón su idea futbolística era irrebatible teniendo que jugar en campos de dimensiones pequeñas, con césped artificial y futbolistas con menos capacidades técnicas, ahora en el Wanda Metropolitano su apuesta aunque arriesgada es digna de ver. Para el que esto escribe debe reconocer que siente una gran admiración que incluso puede estar convirtiéndose en un fugaz romance con la propuesta futbolística del conjunto del norte de la capital. Cuando un equipo que basa toda su historia en la tercera división salta dos categorías lo normal es que en su primera temporada luche por evitar el descenso y tenga futbolistas sin experiencia. La paradoja es lo bien que se están adaptando y compitiendo con los pocos recursos que tienen. No hay grandes nombres en la plantilla, quizás el más destacado es el de Enzo Zidane aunque el autentico motor del equipo se llame Óscar Valentín. El mediocentro tiene todos los recursos que se necesitan en su posición y taparle a él es eliminar gran parte del potencial rayista. Cantero le ha quitado el puesto a Basilio en la portería y la línea de tres centrales se ha convertido en un argumento más que un recurso. La falta de un goleador está evidenciando que salvar la categoría le costará mucho a un equipo en el que predomina su estilo de juego antes que cualquier individualidad.

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