Alfonso Ussía en Antena 3
El aficionado, ese gran olvidado
Trece años después del fallecimiento de Francisco Sáez López en las gradas del Estadio de los Juegos Mediterráneos en la contienda contra el Guadalajara (2012), un episodio trágico volvió a repetirse en un duelo del Almería. Manolo Carreto, aficionado del Ceuta, perdió la vida en el encuentro del pasado domingo. Afortunadamente, los tiempos han evolucionado y el partido se detuvo al descanso gracias al consenso de ambos equipos. Sin embargo, aquel enfrentamiento anteriormente mencionado continuó hasta el pitido final. En aquel Fondo Sur del feudo rojiblanco estaba presente el autor de estas líneas. La frialdad con la que uno recuerda ese partido es imposible de describir. Al igual que yo, este sentimiento es compartido por todos los seguidores presentes esa tarde en la que el fútbol pasó a un segundo plano. De la misma forma que hay que alabar que un acto deportivo no continúe en esas circunstancias —desgraciadamente no ha ocurrido lo mismo en las ATP Finals de Turín—, también hay que exigir a los organismos oficiales, en este caso LaLiga, que se establezca un protocolo para este tipo de infortunios. En los vestuarios del Alfonso Murube, ambas entidades llegaron a un acuerdo para la suspensión del choque, pero es tan necesario implementar unas medidas concretas como ocurre con otros asuntos poco habituales en un terreno de juego. De la misma forma que hay unas directrices fijadas cuando hay insultos racistas desde las gradas o agresiones físicas o verbales a los colegiados, el respeto y protección a los aficionados también debe estar establecido. Porque ellos también son parte de este deporte.
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