Acabado el encuentro en Elche, Guti hablaba de la falta de personalidad de alguno de sus jugadores. Tienen una calidad más que contrastada, pero no acaban de demostrarla con la camiseta del Almería. Tal y como sucedió en tierras ilicitanas, el equipo parece solo funcionar a base de arreones. Tuvo un inicio de partido más que prometedor, pero conforme pasaron los minutos se fue diluyendo, extendiendo el letargo hasta el segundo tiempo, donde el arranque fue nefasto. Solo tras el gol de Nino, y conforme el final del partido se aproximaba, el conjunto rojiblanco tiró un poco de orgullo, realizando unos 10 últimos minutos aceptables que sirvieron para rescatar un punto. La fría estadística dice que llevamos 1 victoria en 10 partidos. Una estadística más benévola sería decir que llevamos 7 partidos sin perder. En ambos casos, aun queriendo ser optimista, la realidad es que el Almería no funciona como lo hiciera en el arranque. Todavía está buscando su personalidad como equipo, cambio de entrenador incluido, y este proceso aún se puede alargar en el tiempo teniendo en cuenta que la apertura del mercado invernal está a la vuelta de la esquina. Queda claro que a base de arreones no basta para lograr el ascenso. Necesitamos un Almería que sea sólido, tanto en defensa como en ataque, e intenso en todas las facetas del juego. Un equipo consistente que no desconecte en fases del encuentro y se mantenga enchufado desde el primer minuto hasta que el colegiado dictamine el final. Ese es el gran reto que tiene Guti por delante, aunque no dispone del tiempo que querría puesto que el campeonato arrancó hace tres meses y ahora los puntos cuentan. El domingo llega el Numancia y todo lo que no sea ganar puede disparar el nerviosismo, especialmente en Turki, que se las prometía muy felices con el mercado veraniego y el arranque y quizás pensara que la empresa del ascenso iba a ser más sencilla de lo que en realidad es…

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