Análisis

césar vargas

A por el bote

Nosotros, embobados con los goles y los regates, miramos y aplaudimos el paripé

Cantaba durante su despedida, sobre el césped de Pucela, el otrora apreciado Borja Fernández, aquella famosa cancioncilla de 'a por el bote, oé', acuñada por el ruidoso público de La Ruleta de la Suerte, famoso programa de Antena 3 en el que trabajó la actual pareja del ya excapitán del Valladolid, Paloma López. Fue un curioso preludio de todo lo que estaba por venir. En una entrevista concedida esta semana a El Mundo, Íñigo López, ahora jugador del Deportivo de la Coruña, reconocía que su Huesca se dejó perder la temporada pasada ante el Nàstic en la penúltima jornada de liga, cuando había seis clubes implicados en el descenso (entre ellos la UDA), admitiendo que es una práctica habitual. Tebas afirmó, también en el transcurso de esta interesante semana, que ya sabía que Aranda era un "pájaro", pese a que nada se había hecho para alejar de este deporte a semejante elemento. Mientras tanto, se destapaba que hubo hasta siete jugadores 'pringados' en el Valladolid-Valencia que dejó al Getafe sin Champions. Creo que ya es oficial: el fútbol da asco. Y lo da porque, quienes lo integran, endiosados, se ven por encima del bien y del mal. Lo da por las apuestas, que lo adulteran todo. Lo da por su entorno, repleto de chupasangres. Lo da por la prensa, cada vez más partidista, capaz de callar ante escándalos flagrantes con tal de no destapar al presidentito de turno. Lo da porque todos saben que hay corrupción. Compra de partidos. Intereses. Apuestas. Dinero negro. Y nadie alza la voz. Nadie habla. Nadie señala. Nadie busca pruebas de ello. Pero, cuando alguno es cazado, todos corren a lamentarlo públicamente. A tachar esa conducta. A hablar de medidas ejemplares. A separarse de esos escándalos para que nadie sospeche. Y nosotros, embobados con los goles y los regates, miramos y aplaudimos el paripé. Fingimos creer que el fútbol está limpio. Incluso, les defendemos. Y hasta parece hacernos felices que ellos consigan su bote. Como si fuéramos el público de La Ruleta de la Suerte.

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