Almería, 7 de octubre de 2021. Estimado Piñeiro, lograr lo que empieza a esbozarse en este Almería de Rubi requiere un trabajo de alquimista, como el que viene desarrollando el técnico catalán desde la pretemporada. Conseguir que un equipo sepa interpretar casi al mismo nivel el juego de posesión que el directo a la vez que se asocia o busca los espacios, y todo ello dentro de un mismo partido, está al alcance solo de unos pocos privilegiados. Si ya de por sí es difícil inculcárselo a los jugadores, mucho más es que todos respondan sin desentonar. Por eso la faceta que no se ve, la de cohesionar un vestuario con algún que otro ego desbocado es también un gran mérito achacable al de Vilasar y su equipo. El único riesgo es que, de repente, todo se caiga como un castillo de naipes, pero no parece que estemos en ese marco porque lo primero que hizo tras ganar en Montilivi fue frenar la euforia. La UDA está en buenas manos.

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