Análisis

ignacio martínez

La campaña empacha

Sánchez está actuando como un cobardica oportunista con los debates. Y sin debates la campaña se seca, se corta

Pedro Sánchez, en plan cobardica oportunista, anda jugando al ratón y al gato con los tres partidos que le siguen en el pelotón electoral. No ha querido regalarle a Casado un cara a cara, siguiendo la tradición de que quienes van con ventaja en las encuestas nunca lo aceptan. Hay ejemplos a barullo de Suárez, González, Aznar o Rajoy. Sólo en cuatro de las catorce convocatorias electorales ha habido algún cara a cara. A Sánchez le convenía un debate a cinco, en el que estuviese Vox, para mostrarse al país como el moderado frente al radicalismo populista ultra, por eso aceptó el del martes 23 en A3Media. Despreció a la televisión pública, por su grosero interés. Ahora el de A3 lo suspende la Junta Electoral y el presidente -como enfáticamente diría Carmen Calvo- se acuerda de que Pedro Sánchez era, en una vida anterior, partidario de la tele pública, así que cambia rápidamente de valores en modo Groucho Marx y acepta el debate a cuatro de TVE el mismo 23. Pero PP, Cs y Podemos habían aceptado ambos debates y proponen hacerlos 22 en TVE y 23 en A3. El estado mayor del PSOE, en plan más cobardica aún, no quiere el más mínimo riesgo. Así que plantea un "lo toma o lo deja", para que debates haya, como en el chiste, uno o ninguno. Peor para el electorado.

Si la campaña le aburre, si no se siente atraído por ningún partido, si está harto de descalificaciones y no encuentra encanto a las escasas propuestas, no se alarme. No es cosa suya, es generalizado. Y una de las razones es la escasez de debates. Pero cuando los hay, tienen éxito de audiencia. El debate del Martes Santo en TVE entre las dos Montero, María Jesús e Irene, Álvarez de Toledo, Arrimadas, Rufián y Aitor Esteban fue el programa más visto de la noche. Los debates son la salsa de unas elecciones: la confrontación de ideas, de programas, de reproches, de estilo o de mala leche, todo aporta al espectáculo. Y de todo hubo en ese debate, sin claro ganador, con un buen decorado, excelente realización, bien moderado por Xabier Fortes.

Si no hay debates, la campaña se seca, se corta. Y empacha. Sánchez tiene una responsabilidad.

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