Cuenta la leyenda, que Álvar Fáñez, apodado El Mozo, alto mando del ejército de Fernando III El Santo, no participó en una de las cruentas batallas de la época donde murieron cientos de moros y cristianos. Se escaqueó. Apareció después de la contienda con la milonga de que se había perdido por los cerros de Úbeda. No consta que el Rey lo creyera, a pesar de ser tan buena persona. Es de suponer, que aquel guerrero de valentía intermitente era bien parecido y apuesto. De ahí lo de El Mozo. El Mozo que nos gobierna en esta hora crítica va de ese palo. Evasivo, disperso, inseguro… perdido por cerros de dificultades que no acierta a entender y resolver. Cuando habla Pedro Sánchez parece que está buscando la salida de emergencia y, como no la encuentra, se pierde por los cerros de Úbeda.

Les pasa también a muchos de nuestros ministros. Aprovechan cualquier pregunta, fácil de contestar con un sí o un no, para repetir todo el argumentario exculpatorio por las ineficientes acciones y decisiones encaminadas a ganar la actual batalla. Ha hablado Felipe González. Menos mal. Sus palabras tienen el son de la cordura. Por qué no lo llama El Presidente? ¿Por qué pasa de la opinión de un gobernante socialista tan importante en la reciente historia de España? ¿Tan mal le sienta que exprese su temor ante la propensión estatalita que Pablo Iglesias le está contagiando? ¿Es tan peligrosamente soberbio Pedro Sánchez como para no admitir su sometimiento suicida a los intereses de Unidas Podemos y de ERC? Son, o sea, música de lucidez, de cordura, de sentido de estado, tiene el reconocimiento de Felipe González a la capacidad de reacción y liderazgo del Alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, una de cuyas primeras decisiones fue convocar a los anteriores alcaldes, desde Juan Barranco a Manuela Carmena, para pedirles la colaboración y el valor de su experiencia y consejo. Porque esta no es hora de abanderamientos ni distingos políticos. ¿Que el Alcalde de Madrid y la Presidenta de la Comunidad son del PP…? ¿Y qué? ¿Vamos a preguntarle al Covid-19 si es de derechas o de izquierdas?

Ahí le duele al Mozo Sánchez. Perdido por los cerros de Úbeda. Y sin brújula. O eso parece.

Mientras el mundo gira.

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