La derrota, no por abultada, no dejaba de estar asumida de antemano. El Almería recibía a un Sporting enrachado que oposita a subir de forma directa y que demostró que, cuando se tiene el viento a favor, se vive mejor. El cuadro asturiano, jugando a medio gas, se puso 0-3 aprovechando la torrija rojiblanca y un arbitraje más que discutible. El colegiado, en cambio, no sirve de coartada. El Almería siguió con su viaje a ninguna parte, su fútbol ausente y su actitud frustrante. Pero sobre todo, lo que más peso tuvo a la hora de desnivelar el partido es el hecho de que el Almería es un club sin alma, sin demasiado presente y con un futuro más que cuestionado. El presidente hace tiempo que perdió las ganas, está por estar, y así nos va. El equipo malvive en la zona baja y sólo mantiene esperanzas de salvarse por los deméritos de sus rivales. El Almería lleva 5 temporadas así, apostando a que haya rivales peores, o más bien rezando para que los defectos o errores de otros nos salven de la quema. Eso no es un proyecto serio. Eso es un despropósito. Podemos exigirle a los jugadores amor propio y orgullo, pero al que hay que exigírselo más es al presidente. Necesita un cambio total que va mucho más allá de entrenadores, jugadores, directores deportivos y directiva. El club necesita reinventarse, savia nueva y un modelo muy distinto al actual, recuperar sensaciones tan olvidadas como el orgullo, la satisfacción y la ilusión. Y está claro que ni este presidente ni su estructura de club vayan a lograrlo, sobre todo porque si algo está claro es que el dueño del club no está interesado. A partir de aquí, podemos hablar de la injusticia del 1-3, muy abultado. Podemos hablar del arbitraje y de las actuaciones de los futbolistas. Podemos criticar los planteamientos de Alcaraz. Pero la realidad es que el Almería, desgraciadamente, depende de que haya 4 equipos peores para no descender. Y el problema es que Sevilla Atlético y Lorca están senteciados, pero el Córdoba y la Cultural no. Mirando al calendario, la posibilidad de caer en el descenso no es para nada descabellada...

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