Entendemos que José María ha sido llamado al orden tras el partido en Huesca, unido a la racha de cuatro jornadas sin ganar que lleva su equipo. El equipo no funciona, no gana partidos, que es para lo que le trajo a Almería Turki, y del juego ya no hablemos, porque cada vez va a peor, a pesar de sus propósitos cuando fue presentado en sociedad. De ahí a lo que se está viendo, dista muchísimo. Y si a esto sumamos los ataques de entrenador que de vez en cuando le dan, son un cóctel muy peligroso, y que están generando desconfianza y dudas en el entorno del equipo, justo en un momento muy delicado, cuando ha perdido plaza de ascenso directo y cuyos números, comparándolos con Pedro Emanuel, son ya hasta peores. Desconocemos las intenciones de Turki, lo que piensa al respecto, pero mucho me temo que no se esperaba esta dinámica del equipo de la mano de José María, preocupante cierto es, pero no debe de estar nada contento sabiendo que no le gusta ni empatar en la play station. José María sigue dirigiendo al equipo. Todos creíamos que, visto lo visto, iba dejar de hacerlo tras el descalabro en El Alcoraz, pero ahí sigue. ¿Goza José María de la total confianza de los dirigentes del equipo rojiblanco? ¿Y sus jugadores, creen en sus ideas, confían en él? No sabemos ni una cosa ni otra, pero lo cierto es que tras ser llamado al orden a principios de semana, ha tenido que recular y mostrar acercamiento hacia sus jugadores, después de que los tirara al pie de los caballos tras el partido en Soria y volviera a hacerlo después de perder ante el Racing, no asumiendo en ninguno de los casos, responsabilidad alguna sobre el descalabro y la preocupante marcha del equipo. Precisamente en estos momentos de turbulencia es donde a José María se le nota la falta de experiencia en un banquillo profesional. Como jugador, no lo vamos a poner en duda; como entrenador, le falta mucho camino.

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