Análisis

Txabi ferrero

Las tres confusiones del Anxo Carro

Nunca me he creído aquello de "salir y disfrutar". A un campo de fútbol hay que salir a sufrir y después a disfrutar si el marcador te lo permite, Mi paso por modestos clubes vizcaínos forja carácter y también ayuda a explicar mi modo de pensar sobre este asunto. En Segunda, el sufrimiento es general y no entiende de clases. Los de arriba, para no verse apeados de su privilegiado posición; los de abajo, en su intento por salir, y los de posiciones intermedias, para no verse sorprendidos por sus perseguidores e intentar dar caza a quienes les preceden, tienen muy pocos momentos para relajarse y disfrutar. Así las cosas, hay campos donde el sufrimiento se huele y palpa. El Anxo Carro es uno de ellos. La dificultad está escrita y se puede leer en el túnel de acceso a este campo. "Isto e Lugo e aquí hai que sachar" (esto es Lugo y hay que escardar -mover la tierra para quitarle las malas hierbas-) asegura su slogan. Las dimensiones del terreno de juego son otro motivo que lleva a la confusión a más de uno. Las apariencias engañan. Sus 105 metros de largo por 70 de ancho le sitúan como el séptimo más grande del fútbol español. Sus 7.350 metros cuadrados son superiores a los 7.140 metros cuadrados del Santiago Bernabéu, Camp Nou , nuevo San Mamés y el Estadio de los Juegos Mediterráneos. Los unionistas están advertidos. Llegan hoy con una misión, la de ampliar su brecha de puntos sobre el segundo y tercero, Valladolid y Eibar, y han de cumplirla. No hay excusas como asegura Rubi. La UDA es líder y se ha de sacudir la amenaza que supone la mezcla bipolar de emociones contrapuestas, el vértigo y el éxtasis. No se puede dejar invadir por el miedo a perder ni por el delirio de quien se cree superior al rival antes de jugar. Son las otras equivocaciones.

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