Análisis

ramón gómez vivancos-garcía

De no continuar, la UDA debería ser de Primera

Estamos ante una situación inédita, histórica a nivel general y en el deporte en particular, que al fin y al cabo es de lo que un humilde servidor redacta a modo de opinión desde hace más de 20 años. Los diferentes escenarios que se vislumbran en cuanto esta maldita pandemia atenúe, son diversos. Desde el reinicio de la competición a finales de mayo o a comienzos de junio (sin público), hasta la posibilidad de no reanudar el campeonato. La evolución de la pandemia parece tomar, por fortuna, una leve curva descendente, aunque no se debería elucubrar con un tema que se escapa de toda lógica. Si se reanuda la competición, ojo al equipo que llegue en mejores condiciones físicas, se puede llevar el gato al agua tenga más o menos calidad, máxime cuando pueden haber varias jornadas entre semana. Se ha publicado que en torno a mediados de abril se pretende ejecutar un plan de la LFP en busca de la puesta a punto progresiva de los jugadores, eso sí, con toda la precaución del mundo. Me parece bien, pues tendrán que estar preparados en cuanto se diera el visto bueno para volver a competir. Los jugadores de fútbol son tan profesionales como miles de españoles que se ven obligados a trabajar poniendo, aun con la pandemia en activo, su vida en juego. Conforme la curva vaya descendiendo, el país tiene que ir recobrando la normalidad poco a poco. Pero vamos a figurarnos que, por desgracia, se queda tal cual la presente temporada. En ese caso, pase lo que pase, va a haber polémica, a no ser que todo estuviera previsto en algún artículo del reglamento. Lo más sensato sería pensar en que en cada campaña deben de haber ascensos y descensos. De una forma o de otra, es el objetivo principal. Esto no es la NBA, donde siempre participan las mismas entidades. En ese caso resulta coherente que las posiciones actuales obtengan validez de fin de temporada, porque recurrir a otros experimentos como la tabla al final de la primera vuelta o la anulación total de la campaña, resulta casi antideportivo. La regla para un final forzado ya se aplica en otros deportes como el ciclismo o el motor cuando, por ejemplo, las condiciones atmosféricas son adversas o si acontece cualquier otra incidencia. Por lo tanto, el camino ya estaría marcado en otras disciplinas deportivas. Luego llegan los listos de turno, como Pepe Mel, que aboga por el ascenso de los dos primeros de Segunda, eliminando a su antojo la otra plaza de ascenso y los descensos en Primera. Y a mí también me gustaría ser millonario, ¿no te fastidia? Como ocurriría en un Tour de Francia suspendido en mitad de una etapa por causas ajenas a la voluntad de la organización, los tres primeros de Segunda deberían de ocupar sendos puestos de ascenso; con el resto de ligas de las diferentes categorías, debería de aplicarse la misma regla para ascensos y descensos. Lo que pudiera haber venido de continuar la competición nunca se sabría, pero sí se disponen de los guarismos que hasta el momento de la suspensión figuran, pues son méritos contraídos hasta la fecha, reales como la vida misma.

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