Análisis

Francisco G. Luque Ramírez

La cruzada eterna

Unicaja Almería recurre de nuevo al cine para tratar de llenar el pabellón de abonados

H ACE cerca de un año, en una de esas conversaciones que suelen tenerse durante los ratos libres de esta sección deportiva, como en los que estás ya muerto de hambre a las diez de la noche esperando a que termine el último partido de la jornada para volver a casa y atracar el frigorífico, pregunté a mi jefe, Paco Gregorio, por qué un deporte como el voleibol, que tantas alegrías ha dado y, seguramente, seguirá dando a esta provincia, no llena su pabellón desde la primera jornada de competición. Su respuesta fue clara: "el voleibol es un deporte bonito, pero a los deportes de equipo en los que no hay contacto físico entre contrarios es más difícil enganchar a la gente". A eso hay que sumarle, y esto ya es algo que todos sabemos desde hace tiempo, que la afición de Almería siempre se ha caracterizado, en todos los deportes, por aparecer en los buenos momentos con bufandas y banderas y hacer bomba de humo en los malos o cuando no hay un trofeo mediático de por medio. Eso es una realidad, aunque no quita que haya un buen número de seguidores que han estado y estarán siempre, contra viento y marea, y eso también hay que reconocerlo. Lo que siempre me ha parecido curioso es la facilidad con la que nos engancha el fútbol a todos, quizás porque es la cultura de deportiva que hemos mamado desde pequeños la mayoría y la que metemos a veces hasta con calzador desde los medios de comunicación, porque es lo que vende, no nos engañemos. No importa las cosas malas que salgan sobre el balompié, ni la corrupción federativa, ni el dopaje o las tramas de apuestas, no importa la violencia en los campos ni que este deporte sea un auténtico negocio carente de su romanticismo original. Nada de eso importa. Los estadios están llenos. Esta situación hace que en deportes como el voley, sus clubes tengan que tirar de originalidad para atraer a una masa social considerable. En eso, Unicaja es todo un ejemplo desde hace varios años. Campaña de abonos cinematográfica, con Indiana Jones como protagonista, muy currada, no como las de la UDA (quizás porque no les hace falta).

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