Análisis

carmen vidal y antonio valdivieso

La debilidad de la prevención de riesgos laborales

Afinales de los años 80, los sindicatos estadounidenses eligieron el 28 de abril como día para la memoria de las personas víctimas de accidentes de trabajo o enfermedades de origen laboral. Cada 28 de abril, UGT y CCOO recordamos a las trabajadoras y trabajadores que están detrás de las estadísticas de siniestralidad y denunciamos las condiciones de trabajo que son el origen de esta lacra social. Nos enfrentamos a una crisis mundial de salud pública, con esta pandemia que en España ya ha supuesto el contagio de centenares de miles de personas, ha tensionado los sistemas sanitarios, ha paralizado gran parte de la actividad económica del país y se ha llevado decenas de miles de vidas. Este año nuestro recuerdo debe ser para esas víctimas, pero también para todas aquellas personas que desde sus puestos de trabajo se han convertido en el principal baluarte de defensa frente a la enfermedad, poniendo en riesgo su salud y sus propias vidas.

La situación de absoluta excepcionalidad que estamos viviendo toda la población está afectando de una manera directa a los trabajadores y sus empresas. Los trabajadores de determinados sectores, son los primeros que se están viendo afectados en su salud personal y seguridad en su actividad (sanitarios, transportistas,…).pero en cualquier caso, el 100% de la población laboral se está viendo afectado en mayor o menor medida.

En la última década hemos asistido a un repunte de los accidentes de trabajo, al ocultamiento y subregistro de las enfermedades profesionales y nos hemos acostumbrado a que el lema "la precariedad laboral mata" se hiciera recurrente en las campañas sindicales de denuncia,. En nuestra provincia en lo que llevamos de año ha habido un considerable aumento de muertes causadas por la falta de prevención.

El COVID-19 ha terminado por arrasar la prevención en España, cuando porfin se constató la gravedad del problema, y se declaró el Estado de Alarma, el caos se desató en nuestro sistema preventivo. La mayoría de los servicios de prevención ajenos no han venido desarrollando una verdadera prevención en las empresas, sino que se han limitado a tramitar la documentación requerida con el fin de cumplir, a efectos meramente formales, con la normativa y a lo sumo han ofertado evaluaciones de riesgo tipo y unos reconocimientos médicos no específicos.

En este contexto de emergencia sanitaria los servicios de prevención ajenos han desaparecido de la escena. Pero también se ha echado en falta una mayor presencia de las instituciones públicas en el ámbito laboral. Desde CCOO y UGT venimos reclamando una mayor coordinación entre los departamentos de sanidad y de trabajo tanto en la Administración General del Estado como en las CCAA para lograr la plena integración de la salud laboral en la salud pública. La Inspección de Trabajo y Seguridad social, al contar con una de las ratios de inspectores de trabajo por población ocupada más baja de Europa ha dificultado la atención a las denuncias que personas trabajadoras y UGT y CCOO hemos presentado, a lo que habría que añadir el criterio del Organismo Estatal de la ITSS que renunciaba a paralizar actividades por riesgo inminente de contagio ante el nuevo coronavirus o a proponer sanciones.

Un criterio que a nuestro juicio ha dejado a muchas personas trabajadoras sin uno de los principales mecanismos en defensa de su salud. Pese a todo, CCOO y UGT seguimos trabajando para afrontar esta crisis sanitaria defendiendo a la clase trabajadora, denunciando donde sea preciso y exigiendo el cumplimiento de la normativa en materia de prevención de riesgos laborales, contando para ello con los miles de delegados y delegadas de prevención y los comités de seguridad y salud que trabajan cada día en los centros de trabajo para garantizar unas condiciones de seguridad y salud adecuadas para sus compañeros y compañeras.

En el ámbito de la prevención española es necesario un cambio de paradigma para que la salud y la seguridad de las personas trabajadoras se conviertan en la prioridad. Pero para ello será necesaria la movilización del conjunto de la clase trabajadora. La Unión Europea debe mostrar de una vez que cree en una Europa de las personas, adaptando sus reglas fiscales a esta dramática situación y poniendo de verdad "todo lo que haga falta" para salvar la salud de su ciudadanía, sus medios de vida y el propio proyecto europeo.

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