Los dibujos expuestos constituyen la impronta esencial que sintetiza las cualidades inherentes al objeto, o escena, plasmada en el papel. No basta con dominar el trazo, ni poseer la capacidad de reproducir fielmente la realidad, sino en ser capaz de captar el entramado que sostiene la imagen, resumiendo en él su alma, la cual actuará como semilla que se desarrolla en la conclusión de la obra. Toda línea añadida, así como el color incorporado, estará engarzada en esa mínima y escueta expresión trazada.

La mirada del pintor resume en su comprensión la idea percibida, al contemplar aquello que quiere atrapar en su trabajo plástico, siendo el núcleo de su composición.

Joaquín Peinado, Ronda 1898 - París 1975, fue un artista español integrante de las vanguardias estéticas del siglo veinte. Dominaba el dibujo, en el sentido de utilizarlo como una forma de comunicación gráfica, la cual superaba el texto alfabético, logrando transmitir sensaciones, sentimientos e impresiones, difíciles de explicar con la estructura limitada de un relato escrito.

La producción plástica de Joaquín Peinado fue amplia y variada, oscilando en su madurez creativa entre una concepción cubista singular y su visión libre de la creación pictórica. La geometría formaba parte del cuerpo central de sus composiciones, siendo suavizada muchas veces por la transgresión de la línea que no quería ser recta, o el color de intensidad armoniosa, de fuerza contenida, concluyendo en piezas con personalidad propia. Su estilo no se circunscribía en un campo estético único, sino que respondía, en sus elaboraciones, según la huella emocional ocasionada por el encuentro especial con los pliegues que esconde la realidad cotidiana. A veces caminaba por los espacios curvos de trazos sinuosos, reflejando el silencio y sosiego de los momentos íntimos, que definían el estado de sus modelos. En otras era más vibrante, usando ritmos agudos, queriendo definir el esquema básico que contiene la composición de la imagen. Aplica la razón crítica en la contemplación de sus bodegones y paisajes, abandonándola cuando se introducía en los senderos de la emoción sensitiva. Mas nunca exageró la expresión en sus piezas, sino que se mantuvo dentro de la frontera de la contención lógica.

Muchas son las definiciones que ha recibido el estilo pictórico de Joaquín Peinado, siendo éste único, pudiendo ser considerado como transcubista.