Cuando irrumpió Podemos en el panorama político nacional, recuerdo que un amigo recurrió a un chiste para ilustrar su opinión sobre esta formación. Lo de Pablo Iglesias- me contaba- es como si te presentan a una posible novia. La chica, muy guapa, tiene un físico imponente. Sus ojos son muy bonitos y sus miradas resultan seductoras. Te arrebata con la sonrisa y seduce con su forma de hablar. Pero, contra todo pronóstico, el chaval la descarta como pareja. El amigo le pregunta la razón y el joven responde: "Me gusta todo de ella, pero la que no me gusta es ella". Corona se refugió en la radio del club para bendecir con toda una suerte de virtudes a Óscar Fernández, vigésimo sexto técnico bajo la presidencia de Alfonso García. "Está muy preparado. Es una persona con hambre, ilusión y energía. Dedica todas las horas del día en cómo hacer mejor a sus equipos a la mañana siguiente". El retrato robot que el talaverano dibuja sobre el entrenador valenciano es, por generalista, de aplicación a muchos entrenadores. Fran Fernández también responde a ese perfil de técnico metódico, trabajador y valiente, con poder de persuasión y cercanía, y conocimientos. Pero FF se tuvo que ganar el respeto, porque su contratación fue sobrevenida y el fichaje del ex filial colchonero ha sido buscado -tenía un año más de contrato-. FF ha revalorizado a jugadores y la plaza, con su propuesta de juego y un balance de 60 puntos -12 más que el curso pasado-. Lo tenía todo. Gustaba a la afición y a los jugadores. Pero no era del agrado de la cúpula. Su sucesor, curiosamente, tiene su mismo apellido, pero su entrada ha sido muy diferente. Hay que defender y vender la operación. Con todo, ardo en deseos de que mejore a su antecesor. De momento, parte con toda la confianza. La mía -muy modesta- también.

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