Análisis

ramón Gómez-Vivancos García

Y esperan Darwin y Coric

Comienzo por donde finalicé mi última Acta, por el fondo de armario de esta plantilla, tan inmenso como su disciplina a la hora de interpretar el juego que su entrenador desea. Emanuel no se casa con nadie, eso para empezar. Realiza rotaciones y como dejó claro tras el choque, para entrar hay que convencer. Y vaya papeleta que se le está presentando al técnico luso, porque cuatro de las nuevas incorporaciones se integraron en esa dinámica de equipo voraz y humilde a la vez. Solo un matiz, el juego de Petrovic, de Vada o de Lazo no es del mismo corte del de Gaspar, De la Hoz o Corpas. La calidad de los nuevos fue un hecho constatable, y me da que solo es el principio. Lo que sí habría que encontrar es ese equilibrio que permita congeniar el espíritu combativo de unos jugadores provenientes de la modestia de la LFP, con la clase innata de los nuevos fichajes nacidos en una elite menor, pero elite al fin y al cabo. Ese púgil que es la UDA golpea de muchas maneras, con furia, con orden, con calidad. Ni siquiera un rival de enjundia pudo hacerle mucho más daño que la jugada del gol, donde René, muy nervioso toda la tarde-noche, no estuvo muy afortunado. Tendrá el cancerbero que adaptarse a la competencia que antes no le resoplaba tan de cerca, si no... Lo de Petrovic y Lazo (vaya precisión la suya) huele a perfume de alta gama, mientras que Balliu y Vada también mostraron sus cartas, siempre enrolados en la bandera de este conjunto que Emanuel no deja que se convierta en un equipo de destellos individuales. Sekou y Owona, a lo suyo, a aprovechar la oportunidad de sus vidas. Quien se lo iba a decir a ellos dos hace tan solo un par de meses. Y toda esta jarana futbolística, sin Darwin ni Coric, que a este paso van a dar miedo a los rivales de la Copa del Rey.

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