Análisis

Nico García

Los expertos

En el Auditorio se celebra un concierto pero se prohibe asistir a un partido de fútbol

Aquellos que alegaban que de esta pandemia se sabía poco para justificar lo indefendible se están quedando sin argumentos, aunque un buen palmero tiene que continuar erre que erre, con numerosos EREs y ERTEs detrás. Es raro el día que no haya una incongruencia en cuanto a la gestión del coronavirus se refiere, siendo raro que no haya una institución que haya dado palos de ciego pasado prácticamente un año, miles o cientos de muertos incluidos. Que sea habitual no le quita ni un grado a la gravedad, siendo difícil imaginarse a un profesor que sepa poco de la materia que imparte en el centro escolar. Debe ser de los que más sepan de ese tema, guiando al resto; misma misión que deberían tener quienes nos dirigen. Sin embargo, ni hubo comité ni hay expertos. Juntarse con la familia en Navidad supone multa, mientras que el fin de semana anterior Rafael pudo juntar a 5.000 personas en un concierto en Madrid. Yo no soy experto y no sé si está bien o no, pero sí que la lógica dicta que si es peligroso juntarse once individuos, meter a cinco millares debe tener como mínimo el mismo peligro. En clave deportiva, el Ayuntamiento abre el Maestro Padilla para que se celebre un concierto de flamenco, pero prohíbe la asistencia a los encuentros deportivos celebrados en recintos municipales. Ya saben que una veintena de padres sentada cumpliendo con las diferentes medidas de seguridad puede ser peligroso, seguro en el caso de que se den un paseo por las concurridas calles del centro o en un centro comercial en el que no cabe ni un alfiler. Al final, lo de estar en la puerta esperando es peor que la enfermedad, cual esa medida de que el número de los críos que hacen deporte fuese el mismo en tres horas que en cinco. Pero no ocurre, lo aplaudimos y miramos a otro lado. Que a tontos no nos gane nadie.

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