Rubi, al borde de su fracaso
Éxtasis del instante
Crítica de arte
El artista almeriense Fernando Barrionuevo ofrece una obra de poderosa impronta visual, por el encuentro convertido en sublimación sensitiva, gracias a la conjugación cromática impresa con levedad, quedando su mancha en estado aparente de disolución, como si se fuera deshaciendo para expandirse en el espacio circundante.
En la Galería Mestre, de Lisboa, muestra este pintor un conjunto de piezas de excelente calidad plástica, compuesta de dos series, Animal Plant y Origen, elaboradas sobre papel. En ellas quiere el artista relatar la influencia sensitiva surgida en su encuentro con el entorno natural virgen, alejado de la acción humana, Naturaleza en su estado libre, rodeada de una poderosa energía envolvente que atrapa la individualidad del intelecto. El recuerdo de estas revelaciones, impulsa a Fernando Barrionuevo a crear piezas de aspecto evanescente, cuyo fulgor tonal se disuelve en la mirada, conjunción ajustada de colores limitados, entrelazados entre sí, que surgen como expresión espontánea de magia floral.
En algunas piezas la simplicidad del color, abandonado en sus derroteros azarosos sobre el papel, traduce la imagen que retumba en la percepción intuitiva del pintor, creando composiciones elegantes, sencillas, conclusión de su seducción ante el aura que permanece en el espacio libre.
En una obra su estructura pierde simplicidad, aventurándose por los derroteros del caos danzante, ritmo interpretado por el pincel, para describir el cántico cromático que anonada el espíritu, ante el encuentro con el color desprendido de plantas, árboles y flores.
El artista plasma en el papel los efluvios cromáticos desprendidos de sus soportes vegetales, para aunarse entre sí, en una combinación caprichosa, en mutación permanente, portada sobre olores, brisas, rumores de ramas balanceadas por el aire, tramoya utilizada por la marejada tonal que impregna el ambiente, que arrebata la atención consciente del pintor, haciéndolo partícipe de su flujo infinito, escapado de su universo irreal en el instante fugaz. Su huella es portada en el recuerdo emotivo suscitado por ese momento, siendo descrita por Fernando Barrionuevo en su obra, el cual lo traduce, sujeto a su influencia, en motivos que rememoran imágenes florales. Éstas recuerdan la técnica zen, cuando la contemplación sin límites rompe la razón, para comprender la esencia del paisaje.
Fernando Barrionuevo es una referencia en la vanguardia plástica andaluza, unido en su trabajo en Meca Mediterráneo, de gran inteligencia expositiva, con Rosa Muñoz Bustamante. Ambos prosiguen en su empeño.
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