Análisis

RAFAEL MONTES

No estamos para fiestas

Seguimos trabajando y espero que sirva como ejemplo, con el consenso de todas las fuerzas

Si hay alguien a quien le guste tirar cohetes con la mano, aún a riesgo de muchas cosas, es a mí. En mi pueblo lo saben porque me conocen, me ven y no recibo precisamente pocos reproches por ello, pero cada uno tiene sus manías o vicios, y yo por ejemplo no fumo, pero lo de tirar cohetes como el que más. Este año me quedo sin ello, como nos quedamos todos sin uno de los momentos más especiales de los últimos años, la recreación de la pernoctación de los Reyes Católicos en Fiñana cuando iban camino de la toma de Granada y tras la rendición de Almería. Esta es una de esas efemérides por la que hemos luchado, documentado y trabajado denodadamente durante mucho tiempo, en la que se han invertido miles de horas cosiendo trajes, fabricando sombreros y todo lo que conlleva la vestimenta que fielmente reproduce aquella histórica entrada en Fiñana.

Si esto es importante, no les digo nada lo que suponen las fiestas de nuestros patrones San Sebastián y San Antón, que son tan grandes que lo mismo que las celebramos aquí se conmemoran dos semanas más tarde en Terrassa, donde la colonia de emigrantes fiñaneros se llevó lo más importante: sus sueños y la principal seña de identidad de su tierra natal.

Todo, absolutamente todo está suspendido. No estamos para fiestas.

No hay casos de COVID y la segunda oleada la estamos pasando con el susto en la garganta después de algunos positivos. Pero nada más conocer esta circunstancia nos pusimos manos a la obra y con tanta dosis de cariño como de mano dura, conseguimos revertir esa tendencia ascendente hasta devolver el 0,0 de casos a nuestras calles, a nuestro municipio, aunque todo deja secuelas. En este caso el miedo. El miedo es malo, pero en ocasiones podemos aprender de esa sensación que vuelve del revés el estómago para dar un paso adelante y poner coto a esos comportamientos que, sencillamente, van en contra del bienestar de todos.

Nos hemos quedado sin fiestas, pero aún así seguimos trabajando, y espero que sirva como ejemplo, con el consenso y aprobación de todas las fuerzas políticas, a las que agradezco su implicación. Algunas personas me preguntan el por qué he pedido la implicación de todos cuando la mayoría absoluta de la que gozamos nos da margen de maniobra suficiente, y siempre contesto lo mismo, que la mayoría absoluta que nos dan las urnas te da la posibilidad de acción, pero no la razón.

Y llegados aquí apelo a la otra razón, a la sensatez, al diálogo en las familias para que entre todos pongamos fin a las situaciones de riesgo, y sólo cuando lo hagamos en nuestras casas, en nuestros pueblos, conseguiremos que algunas administraciones que parecen subidas en un pedestal de altura inalcanzable, se den cuenta de que la distancia generada con la población es tanta que empiezan a bajarse poco a poco o cuando caigan por su propio peso el trompazo va a ser desagradable.

Necesitamos mucho más de lo que se da en estos momentos en Andalucía, en una provincia de Almería que nunca ha sido así, donde siempre hemos sido mejores que lo que ahora se ve, que lo que ahora mostramos.

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