Análisis

nicole pawlowski

La francesa y guillermo langle

Desde mi ventana, en la plaza de Santa Rita, veo la Casa de Diego Rodríguez, neo-barroca, construida en 1950, y la Casa Góngora reformada en el mismo año, hoy en mal estado, donde sólo resiste la Librería Nobel, esperemos que por muchos años. A dos pasos, en la calle Santos Zárate, se encuentra la nueva Biblioteca Municipal, anteriormente sede de la Policía Municipal, un edificio de estilo racionalista del año 1935, entonces destinado a la Asociación de Asistencia Social de Almería, que me parece especialmente interesante, siendo uno de los más singulares de Almería. ¿Qué une estos tres edificios? Un mismo nombre, él de un gran arquitecto, Guillermo Langle, cuyos edificios están presentes por toda la ciudad, con estilos muy variados.

La primera vez que vine a Almería, en 1965, descubrí una ciudad horizontal, muy africana, muy exótica para mí que llegaba de París. En 1973 me instalé aquí y fue un choque descubrir la transformación radical que había sufrido la ciudad, bloques de pisos habían surgido por doquier, era «...una ciudad vertical y deforme, con paredes medianeras mostrando la imposible convivencia en el mismo espacio urbano de la ciudad antigua y moderna».

Siempre me ha apasionado la arquitectura y me di cuenta que la de Almería en general no despertaba el interés de la mayoría de sus habitantes. Sin embargo, en medio del caos fruto de la especulación, había edificios diferentes, interesantes, bellos, singulares, y no me refiero a los obvios como la Alcazaba, la Catedral, las grandes iglesias, etc., que por supuesto son notables. Descubrí los grandes arquitectos de la Almería moderna, Enrique López Rull (1846-1928), Trinidad Cuartara (1847-1912) y Guillermo Langle (1895-1981).

Tras la primera Guerra Mundial surge en Europa una transformación en la arquitectura desde la Bauhaus, escuela de arquitectura alemana: el Racionalismo arquitectónico, en él que la belleza estética es menos importante que la comodidad de los habitantes, eliminando la excesiva decoración de los edificios, dejando lo esencial, práctico y funcional. Le Corbusier fue el gran defensor del funcionalismo a nivel mundial. La obra más importante y mejor conservada del racionalismo almeriense de preguerra es la actual Biblioteca Municipal. Originalmente, se distinguían «...los juegos de volúmenes muy marcados, con ejes horizontales, formas semicirculares y franjas de ladrillo visto, que rompen la continuidad de la línea recta», hoy desgraciadamente ¡todo el edificio ha sido pintado de blanco! Queda«...la marquesina volada en el acceso, los pilotes exentos en la entrada, los óculos circulares, los balcones continuos en las esquinas formando un cuerpo saliente de la línea de fachada, las barandillas, los elementos de la arquitectura náutica, la horizontalidad y sencillez general del conjunto... La belleza del edificio no se obtiene del repertorio decorativo sino de los juegos de volúmenes y de la funcionalidad del espacio interior». Algunos de esos elementos se pueden apreciar en la casa personal de Guillermo Langle, en c/ Rueda López, 7 (1930-1936). Invito a los lectores, cuando el tiempo actualmente detenido se ponga en marcha otra vez y podamos recorrer la ciudad libre del enemigo que ahora nos acecha, a descubrir los edificios de Guillermo Langle. Citaré unos pocos: el primero, precioso, data de 1924 y se encuentra en la Plaza Flores, 1, donde su autor continúa con la arquitectura historicista neobarroca de sus dos predecesores, pero introduce la estructura de hormigón armado y pilares de hierro en Almería; del mismo año y estilo, la Casa Pedro Plaza, en el Paseo, 11. Pasamos al estilo Art Déco, en los edificios de 1928 de la calle Javier Sanz, 20, una joya, o el de la calle Minero, 8. Aparece el estilo regionalista con la Casa Montoya en la plaza Circular esquina Gerona. El racionalismo se aprecia en la casa obrera de la c/General, 32, de 1930 y posteriormente se vuelve difuso en los refugios de la Guerra Civil (1936-38) o el barrio de la Ciudad Jardín (1940-56), la Ermita de Torre García (1953), la casa de la calle Juan del Olmo, 31 (1951) -otra joyita- al lado de la plaza de los Derechos Humanos, para volver en la década de los 50 con la antigua Estación de Autobuses de la plaza Barcelona (1952), el «...único edificio almeriense incluido entre las 20 obras maestras de la arquitectura andaluza del Movimiento Moderno» o la Fuente de los Peces de la Puerta del Mar (1957).

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