Análisis

Francisco G. Luque Ramírez

¿Y el fútbol femenino?

Vaya por delante que soy de los que piensa que no se deben retomar las competiciones futbolísticas, pero ni en Primera División ni en Regional. Y no lo digo solamente por una cuestión de seguridad, ya que estamos inmersos aún en una crisis sanitaria sin precedentes por un virus para el que aún no hay ni vacuna, también por una cuestión de moral en un deporte que es lo que es a día de hoy gracias a las masas que mueve. ¿Merece la pena volver a abrir los grandes estadios para jugar ante unas gradas vacías? Pues seguramente a nivel de calendario sí, o eso nos quieren hacer creer. Ahora hay prisa por terminar todo lo antes posible, sea de la forma que sea, como si la preferencia, incluso con un coronavirus que está matando a miles de personas en el mundo, siguiera siendo el balompié. Sin duda, seguir los torneos bajo estas circunstancias será un gran filón para las televisiones, que son las que mandan en el fútbol desde hace décadas, pero los grandes perjudicados, como siempre, son los fieles que acudían a los campos cada domingo a animar a su equipo. Hay muchas ganas de que vuelva el fútbol, pero creo que los seguidores preferirían esperar un poco más, aunque haya que retomar la liga en diciembre, y que los coliseos del esférico vuelvan a abrir sus puertas pero para acoger a las miles de voces que llevan en volandas a los equipos hacia la victoria. Eso sí, siempre que haya garantías sanitarias para que eso vuelva a ser posible. Mientras, habrá que adaptarse al nuevo panorama por culpa de la COVID-19, enfermedad que desgraciadamente ha generado una situación que ha vuelto a poner de manifiesto la desigualdad entre el fútbol masculino y el femenino. Resulta que se retoman las competiciones profesionales de hombres pero no las de mujeres en España, porque no son consideradas "profesionales". Lo que está claro es que una jugadora que representa a un club, que se deja la piel entrenando, que defiende el escudo de su selección y que cumple al igual que cualquier jugador de la élite, aunque reciba un trato precario, debería tener los mismos derechos que un futbolista. Que vuelvan a trabajar todos o que no regrese ninguno.

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