La hora olímpica

Con la ausencia de público en Japón se perderá la esencia de este evento en parte

Los Juegos Olímpicos, la competición soñada por todo deportista, ya están aquí después de una eterna espera. Una espera que ha sido 365 días más larga de la habitual después de que la aparición del dichoso virus obligase a aplazar estos durante el pasado 2020. Una espera que ha provocado que los apasionados del deporte los pillemos con más ganas que en ocasiones anteriores. Este viernes se encenderá el pebetero en tierras niponas, uno de los actos más señeros, icónicos e imprescindibles de cualquier Juegos Olímpicos que se precien. Una ceremonia sin la que los Juegos Olímpicos, por supuesto, no serían lo mismo y con la que arrancará el que es, sin duda, el evento deportivo por excelencia, si bien ya el miércoles arrancaron las primeras competiciones. Una edición que, como uno ya ha comentado en anteriores ocasiones, será la más extraña de la historia sin duda alguna por todo lo que la engloba. Una edición en la que no habrá presencia de público, ni siquiera local, debido al estado de la pandemia en el país asiático. Una ausencia de público con la que en parte se perderá la esencia de este evento de enorme dimensión y que llega a todas partes del globo. Una edición en la que por la situación sanitaria actual los deportistas participantes no podrán disfrutar de la Villa Olímpica con todo su brío una vez que el contacto entre las distintas delegaciones se ha reducido al mínimo. Unas vivencias en la Villa Olímpica que son parte de la esencia de unos Juegos Olímpicos. Pero un contexto que no debe privarnos de disfrutar de estos Juegos Olímpicos que se están celebrando en Tokio. Y es que unos Juegos Olímpicos no se viven todos los días, ni siquiera todos los años, y que no son pocos los deportistas que tan solo los pueden vivir una vez en la vida. Que se encienda la llama, la hora olímpica ya llegó.

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