Nunca habíamos pasado tanto tiempo sin fútbol. No poseo pruebas, pero tampoco albergo dudas. Ni siquiera en verano, cuando el parón liguero es sustituido, apenas unas semanas después de terminar la competición, por desigualadas fases de clasificación para las competiciones europeas o aburridos amistosos que, ahora, constituirían un fantástico lienzo para nuestros ojos. Ante esta tesitura, cualquier cosa que se parezca al fútbol es bien recibida: la repetición de un partido de otro año, algún reportaje sobre una estrella ya retirada o entrevistas como la que La Otra Crónica, publicación perteneciente a El Mundo, realizó a Mohamed El Assy.

En ella, el CEO de la UDA hace un amplio repaso de la actualidad unionista, recordando que el objetivo del club sigue siendo el ascenso, ensalzando más si cabe la ya endiosada figura de Turki Al Sheikh o hablando de los planes a medio plazo que se marca la propiedad, entre los que figura Europa como objetivo final. Aunque fanfarrona para algunos, esta actitud ambiciosa, tan atípica en Almería, es de agradecer por los que llevábamos años pidiendo un cambio de rumbo en un club que, de no ser por el cambio de dueño, estaba abocado a terminar en Segunda B.

La actual situación que se vive ahora y que derivará en el regreso de la competición sin público parece el momento más que idóneo para que la propiedad se plantee seriamente acometer las reformas en el estadio que tiene en mente, esto es, quitar las pistas de atletismo, mejorar las prestaciones internas del campo y dar un aspecto más moderno al recinto por fuera. El Assy alardeaba de las buenas relaciones que club e instituciones mantienen, por lo que llegar a un entendimiento no debería resultar complicado. Este tema, junto con la ciudad deportiva, son los grandes lunares hasta la fecha de una propiedad que, por lo demás, ha cumplido con lo anunciado, ilusionando a la afición, implicándose con la sociedad y cuidando los detalles. Sería el broche de oro a un primer año de mandato más que positivo.