Análisis

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La huella de Vidangossy

La figura de Mathías Vidangossy es algo que, de algún modo, une a las generaciones más modernas con las generaciones de más kilómetros recorridos. Un nombre que, por alguna razón, siempre desata la risa, la sorna y el júbilo entre los almeriensistas.Desde luego que la historia de Vidangossy no tiene pérdida. El bueno de Mathías (Santiago de Chile, 1987) llegó a Almería hace más de 14 años, siendo otro de los fichajes galácticos de Alfonso García (o, al menos, el coste de su ficha lo era). Despuntó en Canadá 2007 algunos meses antes, con la selección sub-20 de Chile y se hizo un merecido hueco entre jugadores más ilustres como Gary Medel o Arturo Vidal. O Hans Martínez, quizá un símil más adecuado para lo que fue su carrera después de aquel torneo de selecciones. El Villarreal depositó su confianza en Vidangol tras aquello. Una confianza que nunca se tradujo en oportunidades para el volante (un término que ya solo se usa para referirse a él, dado que su posición sigue siendo un enigma) y una cesión al Almería que fue algo más que residual: un total de cero minutos con Unai Emery y una sola convocatoria, en un Levante-Almería de Liga. El propio Unai Emery se mostraba aparentemente confiado de que el momento de Vidangossy llegaría. Estaba lesionado y no querían frenar su estelar progresión, pensaría alguno. Pero la realidad se tornó en algo radicalmente distinto: el técnico de Hondarribia nunca le dio la oportunidad y su lesión de tobillo ya no era un impedimento para que el chileno pudiese, aunque fuera, debutar en Primera. Algo pasaba que no sabíamos. Un Emery, por cierto, a quien años después, Vidangossy se refirió como un entrenador lejos de su agrado porque le decía dónde tenía que jugar. Qué cosas tenía el bueno de Unai. Finalmente, el técnico cerró la puerta a Mathías, dejándole claro y cristalino que en el Almería no iba a gozar de minutos. El Villarreal empujó a las mallas el pase de la muerte de Emery y decidió revocar la cesión, dando a préstamo a Vidangossy a Audax Italiano, en su Chile natal, a pesar del interés que levantó en equipos como Cádiz o Elche. La realidad es que la vida de Vidangol tampoco ha sido un camino de rosas, precisamente. 15 equipos en 13 años, periodos de despidos, inactividad y carentes de éxito que marcan su trayectoria. Trayectos de dudosa profesionalidad, de los que se ha llegado a afirmar incluso que fue despedido hasta de dos clubes por faltar voluntariamente a los entrenamientos del equipo. Algunos años después, confesó públicamente estar pasando por un cuadro depresivo, fruto de sus truncados intentos de prosperar en el fútbol; una práctica que decidió no abandonar por su pasión hacia él. Mathías tiró de valentía para contarlo al mundo y arrancar de un plumazo el tabú que rodea a esta problemática social. Afortunadamente para el Pianista, apodo que adoptó por su gusto por el piano, ha recuperado la ilusión por el fútbol. Hoy día es una pieza importante en el Deportes Melpilla chileno y ha vuelto a encontrarse con el nivel que dejó aparcado durante tantos años. Por tanto, el aficionado del Almería puede estar plácidamente tranquilo: Vidangossy sigue vivo. A buen seguro, más vivo que nunca.

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