Será que no sabemos lo que queremos. O dónde nos metemos. O todo lo contrario… Si haciendo una sumatoria de tres años de palmatoria en Segunda más los dos anteriores de lógico sufrimiento me salen, pese a ser de letras, nada menos que cinco años de penurias. O un lustro, por ponerme fino. ¿Por qué seguimos enganchados? ¿Qué clase de droga, sustancia desconocida o locura permanente nos hace continuar como si nada o como cuando todo eran flores, mieles del éxito y rosas rojiblancas?

Contradiciendo a Antonio Carmona, la voz de Ketama, creo que estamos locos. Y, cuando nos ponemos críticos podemos recibir el típico reproche de que no estamos contentos con nada… Pese a todo, ahí seguimos. Van cayendo como moscas, por lógica, los abonados. Las cifras, oficiales, pero por las que tampoco pondría la mano en el fuego, así lo dicen. A estas alturas, si no me equivoco, del primer al segundo año en Segunda se bajó de los casi 8.000 locos a los 7.500 aproximadamente, mientras que ahora no se ha llegado a los 6.500. Según el club, repito.

Creo que tampoco tenían previsto que fuera mucho mejor, tontos no son, al contrario. Desde luego que es para maravillarse cuando, tras serias dudas y cada vez más compañeros de sector que oficializan su rendición, arrastrado por los pocos que resisten te presentas en la sede y ves las colas para renovar. Avisas de la situación, te chupas media hora de cola y, una vez a las puertas decides largarte por dignidad y proximidad a la hora de cierre para renovar online a la mañana siguiente, casi sobre la campana.

Habremos quedado los buenos o los locos. Pero, además, como estamos medio desperdigados, mis colegas y yo hemos decidido agruparnos. Así que el lunes o martes, allí estaremos para palmar, a dos euros por unidad para un total de seis pavos que son tres cañas en el Bonillo, y efectuar nada menos que tres cambios de asiento, pues tres son las sensibles bajas que tenemos en un grupo que llegó a ser de una decena o docena, no sabría decir, pero más del doble de la resistencia actual. Bendita -o maldita- locura -o locUDA-. ¿Estamos locos?

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