Hace poco me llamó un periodista de un conocido periódico andaluz. Me propuso cubrir la actualidad de la UDA, cinco días semanales, a media jornada. Y me exigía ser autónomo. A cambio, me daba 500 euros. Por vergüenza, no hice la cuenta de cuánto me quedaría en limpio. Lo rechacé y ya está. Unos meses antes, me hablaron desde una agencia para ver si podía cubrir un partido del CB Almería. Unas cuatro horas de trabajo. Cuando pregunté por el sueldo, me respondieron que 15 euros "en función de la calidad de la crónica". Ni me los garantizaban. Llevo desde los 23 años siendo profesional de la comunicación y desde los 19 como becario. Hoy tengo 29. Aún soy joven. Sin embargo, en esta década como periodista he vivido de todo. Desde una brutal explotación en mi primer trabajo formal, a la cual solo supe poner fin cuando mi salud mental ya estaba machacada, hasta contratos temporales mal pagados para mantenerme en el mundillo, llegando a mi último empleo, en el que he pasado cuatro años magníficos y felices. Pero la situación del sector no permite a uno ser halagüeño. Es desoladora. Cuento esto porque lo dejo. Y siento que debía compartirlo en esta columna que me ha visto crecer. Tras una década, me he dado cuenta de que no hay futuro. De hecho, apenas hay presente. He luchado por cumplir mi objetivo de adolescente, pero el de hoy no es el periodismo que me enamoró. Cada vez es más difícil no solo sentirte realizado ejerciéndolo, sino pensar en formar una vida en torno a él. "Si nunca llegara no hay nada de malo", canta 'Viva Suecia', siempre sublime. Y es cierto. No lo hay. Estoy a tiempo de cambiar. Sin dramas. Hace tiempo que dejé de creer en que la vida gira en torno al trabajo. Y, si una cosa no me llena, buscaré otra mientras no sea tarde. Yo siempre seré periodista. Mantendré esta columna y mis ratos de radio y podcast. Pero serán solo un hobby. Algo que no me hará daño. Y quizás, algún día, vuelva a la profesión. Ahora es momento de tocar otras puertas que, al menos, me ofrezcan luz. Uno se cansa de tanta oscuridad.

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