Análisis

josé Martínez Olmos

El médico artificial

Algo está cambiando en la sociedad con el desarrollo de la Inteligencia Artificial

Esta semana, en el acto inaugural del 41 Congreso nacional de Semergen (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), asistí en Gijón a la conferencia del doctor Amalio Telenti titulada El médico artificial. Y dos días antes, en la sede de la Escuela Andaluza de Salud Pública en Granada, asistí a la conferencia del doctor Ignacio Hernández Medrano titulada Inteligencia artificial clínica: separando hechos de ficción.

Ambas conferencias, aunque con enfoques diferentes, expresan una realidad que comienza a inundar la actualidad del mundo sanitario tanto en la perspectiva de la práctica clínica, como en la perspectiva de la planificación de la sanidad del futuro.

Así es. Algo está cambiando de manera profunda en la sociedad actual con los avances que están dándose a conocer con el desarrollo de la inteligencia artificial. Un cambio profundo en casi todos los ámbitos de la organización social y de las organizaciones sociales y empresas. Y, aunque cabe aproximarse a este fenómeno con todas las cautelas, parece que las cosas caminan en esa dirección.

Cuando hace poco tiempo, conocimos que en China se van a instalar cientos de miles de cabinas para ofrecer consultas médicas sin médicos ya que estarán atendidas por asistentes virtuales, a muchos nos surgió la curiosidad, la expectativa y, (también, ¿por qué no?), la preocupación por el impacto que esta posible generalización de la utilización de inteligencia artificial puede tener en el futuro inmediato.

Estas cabinas se instalarán en grandes y medianas empresas, grandes comunidades de viviendas, cadenas de farmacias y otras áreas concurridas y, si finalmente acumulan millones de intervenciones, es evidente que que habrá un impacto en la validación de la efectividad de sus actuaciones y en la forma de organizar la sanidad en el futuro, no solo en áreas rurales o países menos desarrollados sino, también, en el resto del mundo. Muchos son los interrogantes que surgen cuando nos enfrentamos a analizar el impacto real y potencial de la inteligencia artificial en el campo de la salud. Pero lo que parece claro es que en diversos campos del conocimiento biomedico, las capacidades de diagnóstico que aporta ya la inteligencia artificial mejoran la precisión de los diagnósticos contribuyendo a una potencial mejora de la calidad asistencial y a poder liberar tiempo de los profesionales para otras tareas. Y lo que se anuncia para el futuro, probablemente también.

De las dos conferencias citadas, se desprende la más que probable certeza de que para hacer una práctica clínica basada en evidencias, el futuro inmediato nos aportará la necesidad de modificar las guías de práctica clínica con procedimientos y tecnologías derivadas de este ámbito del conocimiento, que claramente irrumpe cada vez con más fuerza.

Es tal el desafío que, además de estar atentos a valorar lo que en realidad venga a ser una aportación tangible para la mejor calidad y eficiencia, seguramente habrá que incorporar contenidos en los planes de formación y de investigación que se desarrollen en las instituciones académicas (universidades, escuelas de salud pública y de gestión sanitaria) y en el trabajo de investigación y docencia que hacen muchas sociedades científicas y profesionales. Una tarea apasionante para quienes estamos en este ámbito de trabajo.

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