Cuando a bombo y platillo la UD Almería anunció la llegada del sustituto de Pedro Emanuel, tanto en redes sociales como a través de la web oficial del club siempre se hizo referencia al dorsal nº 14 del Real Madrid de hace ya unos cuantos años -dejó el club en el verano de 2010-. Es más, el día que el club lo presentaba en sociedad en presencia de los nuevos dueños, el nuevo entrenador del Almería jamás revindicó nada acerca de cómo quería que se le llamara. Ni un gesto, ni un guiño, ni un solo reproche, ni una mueca a Mohamed, que estaba a su lado. Ni tan siquiera cuando posó con la camiseta en la que aparecía impreso el nombre con el que en el mundo del fútbol siempre se le ha conocido, incluso cuando ha sido comentarista de televisión. Nunca dijo nada y todos le llamaban por el nombre al que siempre se le ha asociado. Incluso en los papaeles de prensa del último encuentro frente al Mirandés, a pesar de demandar públicamente días que se le llamara como viene reflejado en su DNI, seguía apareciendo como todo el mundo le conoce y le seguirá conociendo. No me imagino a la chavalería estas navidades cuando se acerquen al Mediterráneo porque no tienen clase y están de vacaciones a hacerse una foto o a pedirle un autógrafo, que se enfade porque no le llamen como quiere. Al César lo que es del Cçesar, y si en el registro Civil le pusieron ese nombre con esos apellido, estupendo. No sé el porqué de esa metamorfosis, pero mucho me temo que si algún día alguien se cruza con él por la calle y le llama Guti, no gire la cabeza o no preste atención. ¿Acaso alguien en el planeta fútbol ha oído hablar alguna vez de Edson Arantes do Nascimento? Amigos, todos y digo bien, todos, le conocemos como Pelé, uno de los más grandes.

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