Llegar a estas dos últimas jornadas con serias opciones de poder acabar consiguiendo el ascenso directo es fenomenal. Una posición envidiada por la gran mayoría de equipos de Segunda. Pero existe un serio inconveniente y muy a tener en cuenta: que el equipo no depende de sí mismo para lograr el objetivo. Puede, y así lo deseamos todos, que haga un último esfuerzo -cuando apenas queda aliento en ese vestuario- y saque adelante los dos partidos que restan, pero si el Huesca no falla, de nada habría servido ese "punch" final del campeonato, ya que el no depender de uno mismo te puede condenar. Sería una pena, y no quedaría otra que intentarlo en los play- off y felicitar al equipo que logre acompañar al Cádiz sin tener que pasar por ese calvario de cuatro partidos más, aunque si se consigue, habría que darse por satisfecho si se logra subir por la "carretera secundaria" en vez de por la "autopista". Ahora todos echamos un vistazo hacia atrás y nos encontramos con esos "tropiezos inesperados" que tantos puntos le han costado al equipo es esta reanudación, en este sprint final de once jornadas que podrían haber supuesto acompañar plácidamente al Cádiz en ese retorno a Primera, pero como digo han sido muchos los puntos que el equipo se ha dejado en el camino, sobre todo en los últimos instantes de los encuentros ante el Mirandés o el Tenerife, que harían que el equipo no estuviera pendiente del tropiezo de otros rivales para alcanzar su objetivo. Veremos a ver lo que pasa esta jornada y confiemos en poder llegar a ese último partido en el Mediterráneo frente al Málaga para saber las opciones reales que tienen los rojiblancos. No es para frotarse las manos con los rivales que nos quedan porque precisamente el Almería y su afición saben lo que es jugarse la permanencia en la LFP cuando estás con el barro hasta las cejas.

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