Análisis

nico garcía

Los pinchos de Berja

No todos los porteros aguantan la presión de tener el ambigú al lado en los minutos finales

Platón explicaba con su caverna que se podía diferenciar el mundo sensible, el de los sentidos, y el inteligible, el de las ideas. Con su alegoría se pueden sacar numerosas reflexiones existenciales, llegando incluso a pensar que vivimos en una farsa. Como la mentira del fútbol, esa en la que hay partidos pactados, ultras financiados por los propios clubs y un sinfín de trápalas que hacen que, aunque uno sea consciente de que el negocio apesta, disfrute de él mirando hacia otro lado. Por eso a este periodista le gusta ese balompié más modesto, ese que poco a poco también se va contaminando (jugadores que no le han empatado a nadie con su neceser en la mano). Sin embargo, el oro es bastante más puro en el caso del segundo. La reflexión fue rondando por la cabeza con la cuarta tapa de pincho en el ambigú del coqueto Municipal de Berja anteayer viendo el amistoso entre el Berja y el Poli. Su situación es la perfecta: detrás de una de las líneas de meta, pero algo esquinado para que la portería no tape visión. Tres o cuatro mesas, camareros amables, bebidas frescas (el tercio es el tercio, pero en un buen ambigú siempre debe haber quintos, como es el caso) y tapas tan sencillas como deliciosas, destacando el pincho. Presentándolo bien, seguro que tendría cabida en los mejores restaurantes de una provincia en la que los ambigús están a la orden del día. Recuerdo dos reportajes que lucieron bastante bien: 'Nostalgia por el Mikasa', de Pablo Laynez, y 'La vida en el ambigú', de Fran Luque. Éste escribía sobre al aire romántico del ambigú y el fútbol de barrio o pueblo. Lo que se le olvidaba es que hasta algunos entrenadores piden a su capitán condicionar la elección de campo en función de dónde esté el ambigú de turno, conscientes de que esa zona puede marcar la diferencia en los minutos finales. Unas cervezas de más convierten en ultra hasta al más calmado. Mejor no tener a esos hinchas en contra. No todos los porteros aguantan la presión.

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