Análisis

Francisco bautista toledo

Dos pintoras y una sensibilidad

Dos pintoras exponen estos días en la provincia de Almería, unidas ambas por el signo de la sensibilidad, intimismo y fantasía lírica.

En Cuevas del Almanzora, Ana Sáez recrea una visión suave y armoniosa de la realidad, descrita con trazos de trayectoria suave, recreada en sus curvas, impresos con amplitud, queriendo mostrar permanencia, en su intento para fijar el instante feliz atrapado en el cuadro. Reproduce escenas tranquilas, envueltas en silencios etéreos, que transcurren ondulantes por los espacios propuestos. Fluyen acompasados con el ritmo de la vida, cuando las sensaciones de los momentos mágicos se recrean en sí mismas. Sus paisajes son ensoñaciones plasmadas en el lienzo, fulgurantes apariciones expresadas con emoción, gracias a los colores impresos, cálidos y profundos, azules, verdes y naranjas, sobre todo, que se distribuyen en las piezas con equilibrio y buen gusto. Cuando se trata de representar figuras o retratos, la pintora envuelve el ambiente de la composición en un halo intimista, queriendo mostrar el entorno sensitivo que define la personalidad del protagonista en la obra. Unas veces potencia la expresividad del gesto, siempre acorde con el discurrir apacible de los pulsos captados en la pieza, en otras se abandona en los fondos líricos de la imaginación, fantasía visual del estado feliz y soñado. Paz y armonía, existencia salvada de las horas, abandonada a las circunstancias felices, que envuelven la vida de los seres representados en sus obras.

Su trabajo expuesto, óleos y acuarelas, contiene una muestra de las distintas miradas con la que aborda la vida que la rodea.

En la galería Alfareros, en la capital almeriense, expone estos días Aurelia Ramón Garcés, la cual ofrece un conjunto que resplandece una poderosa fantasía, alegría intimista, sueños que escapan de la imaginación para querer ser realidad. La pintora propone un conjunto plástico de solida conformación, en cuanto a la estructura del dibujo resuelto como figura de sencilla sensibilidad, equilibrio en el gesto y sutilidad en el entramado de colores, que imponen un entorno acogedor, cálido y feliz, lugares donde el pensamiento se extiende hacia los confines de estancias agradables. Es una evasión del presente gris, del cual se escapa cabalgando sobre las mariposas, en su viaje prometido hacia el reino del color, bajo el rumor del sonido oculto de las hadas.

Ana Sáez Ponce y Aurelia Ramón Garcés ofrecen una obra interesante, y de agradable visualización.

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